El chocolate ha sido uno de los actores protagonista en multitud de películas, siendo algunas de las más recordadas Charlie y la fábrica de chocolate o Matilda. Precisamente en esta última, la directora del colegio de la protagonista del film obligó al joven Bruce a comerse un pastel de chocolate de casi medio metro él solo, frente al resto de compañeros de clase.
A pesar de lo cruento y cruel de la escena, la realidad es que la ingente cantidad de chocolate que tuvo que comer el pequeño no habría podido matarle ni tan siquiera intoxicarle. De hecho, el enorme pastel apenas contendría 0,5 kilos de chocolate puro, y no es una cantidad suficiente para ser tóxico. Es más, sería casi imposible morir por exceso de consumo de chocolate, según los expertos.
Según cuenta a Popular Science Reed Caldwell, médico especialista en urgencias del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, a pesar de que existe una dosis tóxica para el chocolate, e incluso una dosis letal, alcanzarla es realmente complicado: antes de sufrir tal desenlace, es mucho más probable acabar en un servicio de urgencias por dolor estomacal grave, con vómitos, que llegar a sufrir un envenenamiento real por chocolate.
Como sucede con cualquier sustancia conocida, el chocolate también posee un nivel de dosis tóxica y dosis letal. En este caso, la teobromina, la cual está presente en los granos de cacao que finalmente darán lugar al chocolate, es el alcaloide vegetal que le confiere el sabor amargo a este alimento, pero también su potencial toxicidad. De hecho, existen múltiples alcaloides vegetales de consumo cotidiano, como es el caso de la cafeína, y otros que forman parte de drogas y fármacos, como la cocaína o la nicotina por un lado, y el fármaco destinado a tratamientos quimioterápicos como la Vincristina.
En realidad, la teobromina en el cuerpo humano es un estimulante suave, cuya acción es similar a la cafeína. Además, también es un vasodilatador, es decir, puede aumentar el calibre de los vasos sanguíneos y por tanto producir una reducción de la tensión arterial. Y también posee acciones diuréticas, aumentando la necesidad de orinar con más frecuencia. Además, según los datos toxicológicos de los National Institutes of Health's de los Estados Unidos también indican que la teobromina puede atravesar la barrera hematoencefálica, es decir, la capa semipermeable de capilares sanguíneos que permite el paso de ciertas sustancias hacia el cerebro. Por ello se sospecha que la teobromina también tendría efectos beneficios sobre el estado del ánimo, como la cafeína.
Sin embargo, por otro lado, a niveles suficientemente elevados, la teobromina puede resultar tóxica para los seres humanos (y a menores niveles también para otros animales, como los perros): la combinación de su efecto vasodilatador, diurético, y potencialmente lesivo a nivel gastrointestinal a niveles elevados puede desencadenar un aumento de la frecuencia cardíaca, pérdida de apetito, sudoración, temblores e intensos dolores de cabeza. Y, como consecuencia final, los niveles elevados de teobromina pueden desencadenar una reducción de la tensión arterial o hipotensión, junto a la mencionada taquicardia o aumento de la frecuencia cardíaca, dando lugar a un desenlace fatal.
Por suerte, según Caldwell, estos casos son extremadamente raros. Se necesitaría una cantidad ingente de teobromina (y por tanto de chocolate) para llegar a sufrir toxicidad, y probablemente el malestar estomacal y los vómitos asociados evitarían mayores consecuencias. Para llegar a tal punto, se necesitarían consumir hasta 1.000 miligramos de teobromina por kilo de peso corporal; es decir, que un individuo promedio de unos 70 kg necesitaría consumir hasta 70.000 mg de teobromina para llegar a la conocida como dosis letal 50 o DL50; este parámetro se usa para indicar que se llegaría al punto donde al menos el 50% de la población sufriría signos de toxicidad.
Cada chocolate contiene una dosis determinada de teobromina. De media, los típicos chocolates con leche y demás chocolates procesados contienen 2,4 mg de teobromina por gramo de chocolate. Por su parte, el chocolate negro contiene 5,5 mg de teobromina por gramo. Y una tableta de chocolate típica suele tener un peso de 100 g (una onza son aproximadamente 10 g de chocolate).
Así pues, un ser humano promedio (70 kg) debería consumir unas 290 tabletas de chocolate con leche, o unas 127 tabletas de chocolate negro para llegar a sufrir toxicidad como tal. Pero, recordemos, se trata de datos aproximados estándar y cada tipo de chocolate y cada marca puede contener un nivel completamente diferente de teobromina por cada gramo de chocolate.
No es imposible llegar a estas ingentes cantidades, simultáneamente, pero sí bastante improbable. De hecho, las recomendaciones nutricionales actuales suelen posicionar como chocolate más sano aquel con un 70% de cacao o más (chocolate negro), y sin caer en los excesos: una o dos onzas diarias son suficientes dentro de una dieta equilibrada. Esto implica consumir alrededor de 55 mg - 110 mg de teobromina; unas dosis totalmente seguras en cualquier individuo promedio.