Algunos alimentos suelen llevar explícitamente en su etiqueta un consejo de sobradamente conocido de "manténgase en un lugar fresco y seco". Sin embargo, ya sea por error, mala costumbre o simple ignorancia, no son pocos los individuos que confunden el término "fresco" con "frío" y lo relacionan con una conservación en nevera o refrigerador. Algo que, a corto y medio plazo, pasa factura.
En el otro extremo están aquellas personas que directamente ni siquiera se paran a leer el etiquetado de los alimentos y, sin más, o bien almacenan un alimento susceptible de guardar bajas temperaturas a una temperatura ambiente, o bien el caso contrario, donde almacenan alimentos en la nevera que en realidad no lo requieren.
Y es que, según una reciente encuesta de Which, tan solo una de cada cinco personas, o el 20% de la población, revisa adecuadamente la etiqueta de los alimentos para cerciorarse de cuál es el mejor lugar para mantenerlo a salvo y darle una vida larga.
De esta forma, el portal web Love Food Hate Waste ha elaborado un listado sobre dónde deberíamos almacenar cada tipo de alimento. Aunque algunos de los productos tienen puntualizaciones particulares que no siguen específicamente el consejo del fabricante.
Los huevos, por ejemplo, sí parecen sobrevivir mejor en la nevera. En cambio, algunas frutas como los plátanos y la piña cruda parecen aguantar mejor en un bol de frutas y no en la el frigorífico. Sin embargo, la mayoría de frutas y verduras frescas sí aguantan mejor a bajas temperaturas. Aunque, eso sí, los expertos sugieren devolverlas a temperatura ambiente poco antes de cocinarlas, para aumentar su sabor. Las patatas y las cebollas, en crudo, requieren de un almacenamiento en lugares frescos, secos y oscuros; y las cebolletas, en cambiosí deben almacenarse en la nevera.
Las salsas como la de soja, el kétchup, la mostaza o las salsas picantes, todas ellas se almacenan bien en un armario a temperatura ambiente antes de abrirlas. Sin embargo, los expertos aconsejan mantenerlas en el armario incluso después de abrirlas, y no en la nevera como suelen aconsejar los fabricantes. Esto se debe a las sustancias que contienen estas salsas, como es el caso del vinagre, altos contenidos de sal o ácidos que funcionan de conservantes naturales. Por su parte, el pesto o la mayonesa, junto a alimentos como la mantequilla o el aguacate y el guacamole requieren bajas temperaturas.
Otros casos, más lógicos, incluyen la miel o el aceite de oliva, los cuales se mantienen bien a temperatura ambiente y en ningún caso requieren el uso de la nevera. Asimismo, el pan, los granos enteros, los frutos secos o los bollos siempre se conservarán mejor a temperatura ambiente que a bajas temperaturas, con excepciones.
Como comenta Helen White, asesora de Love Food Hate Waste, elegir el lugar correcto para almacenar la comida la mantiene fresca durante más tiempo; por ejemplo, poner pan en la nevera lo volvería rancio rápidamente, mientras que poner manzanas, peras o kiwis en la nevera alargará su vida útil, aunque en muchas ocasiones dichas frutas suelan almacenarse en el bol de frutas a temperatura ambiente.
Como se puede observar, no todos los alimentos se mantienen mejor ni durante más tiempo al someterlos a bajas temperaturas, sino que algunos incluso reducen su vida útil ante una exposición al frío.