El colesterol alto es uno de los principales factores de riesgo para tener una enfermedad cardiovascular, un problema que padece más de la mitad de la población adulta en España, casi el 55% de los españoles. Ahora, en tiempos de cuarentena por coronavirus, controlar y mantener a raya los niveles de colesterol es fundamental para que no haya después consecuencias.
Más cuidado deben tener aún aquellas personas con problemas cardíacos o con factores de riesgo cardiovasculares que en ningún momento deben descuidar su medicación. Es importante que mantengan a rajatabla su tratamiento habitual y si tienen alguna duda, lo mejor es que consulten con su médico. Pero ¿cómo proteger y controlar, todos, el colesterol en estos 15 días o más de encierro?
Lo más importante en esta cuarentena es llevar una alimentación lo más saludable posible y baja en calorías (ya que nos movemos menos) y hacer todo el ejercicio físico que podamos dentro de casa.
Una dieta sana y baja en calorías
"En estos días de encierro que nos tocan vivir por la crisis del coronavirus no se tiene la movilidad que se tenía antes en nuestra rutina diaria y ello puede tener consecuencias en el aparato cardiovascular y a nivel metabólico. Es importante por ello seguir una dieta más estricta de lo habitual y practicar en casa todo el ejercicio físico que sea posible", afirma a EL ESPAÑOL el cardiólogo José Luis Palma, vicepresidente de la Federación Española del Corazón (FEC).
Antes de exponer cómo ha de ser nuestra alimentación para intentar proteger nuestro colesterol, es importante tener en cuenta dos cosas: por un lado, evitar todo lo posible el consumo de grasas saturadas ya que aumentan los niveles de colesterol y el riesgo cardiovascular, y por otro disminuir de la dieta el consumo de hidratos de carbono, especialmente aquellos de absorción lenta. Según las recomendaciones, las grasas saturadas no deberían superar el 8-10% de total de las calorías que tomamos a diario.
"Las medidas dietéticas en la cuarentena deben ser las mismas de siempre, es decir, una alimentación sana, variada y equilibrada; pero si se va a hacer menos ejercicio físico y nuestra actividad se está viendo reducida, habrá que consumir por tanto, muchas menos calorías", recomienda el experto. Un consejo práctico y sencillo: reducir las cantidades en todas y cada una de las comidas.
La dieta habitual que se recomienda para controlar los niveles de colesterol es una dieta basada fundamentalmente en el patrón de dieta mediterránea que ha demostrado ser una alimentación cardioprotectora, es decir, una dieta que nos protege frente a las enfermedades cardiovasculares, que son en la actualidad la primera causa de muerte en España. En esta dieta priman sobre todo, las frutas, las verduras y las hortalizas, los pescados (especialmente pescado azul), las legumbres, los frutos secos (crudos o tostados) y el aceite de oliva.
De este modo y según esta dieta, hay que consumir semanalmente más pescado (4 veces por semana) que carne (2-3 veces por semana, y preferiblemente carnes blancas como pollo, conejo y pavo, -las carnes rojas, mejor dejarlas para un consumo más ocasional-) y una ingesta semanal de 3 raciones de legumbres, en forma de guisos o ensaladas. Por otro lado, es fundamental también un consumo de huevos, lácteos, (mejor desnatados y sin azúcar) y cereales integrales. Igualmente, es importante la forma en que preparamos las comidas, lo más adecuado es cocinar al vapor, a la plancha y en estofado y evitar todo lo posible los fritos y rebozados.
Es importante también reducir el consumo de sal y de azúcar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hay que sobrepasar los 5 gramos al día de sal y los 25 gramos de azúcar diarios, cosa que en España no cumplimos. En este artículo de EL ESPAÑOL os contábamos cómo podemos sustituir la sal de los platos con especias.
Practicar ejercicio físico
"Además, es importante moverse y practicar todos los días algo de ejercicio físico", insiste Palma. Por ejemplo, subiendo y bajando escaleras (si tenemos en casa), dando paseos por los pasillos, haciendo pesas, abdominales, estiramientos, sentadillas o cualquier tabla de ejercicios que sepamos. Incluso, podemos realizar actividades o tareas domésticas para intentar movernos aún más.
Cualquier actividad física es válida siempre y cuando se adecúen a las características físicas de cada uno. Se debe, por tanto, hacer y practicar el ejercicio físico que se pueda, según la edad y las condiciones de cada persona. "Los pacientes cardíacos tienen que tener aún más en cuenta estas recomendaciones", concluye el experto.