Comer suficiente proteína siempre, o al menos casi siempre, suele dar lugar a beneficios para la salud. Desde mejorar la masa muscular, cuando se combina con un buen entrenamiento, hasta ayudar a perder peso. Sin embargo, algunos estudios sí sugieren que un exceso de proteína puede llevar a desencadenar daños a nivel cardíaco, pudiendo aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca.
Ahora, un nuevo trabajo presentado en la Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología, junto al Congreso Mundial de Cardiología, sugiere que, lejos de provocar daños al corazón, aumentar la ingesta de proteínas reduciría enfermedades cardíacas como las arritmias. Concretamente, podría prevenir el desarrollo de una fibrilación auricular en las mujeres, reduciendo su riesgo hasta un 8%.
En este caso, según los investigadores, consumir un poco más de la proteína diaria recomendada reduciría significativamente el riesgo de fibrilación auricular en mujeres. Este trastorno del ritmo cardíaco es uno de los principales causantes de los accidentes cerebrovasculares o ictus, pero también de otras patologías como la mencionada insuficiencia cardíaca e incluso un infarto de corazón.
Actualmente se sabe que comer una cantidad adecuada de proteína, sobre todo en el caso de las mujeres a medida que envejecen, puede ayudar a prevenir la fragilidad y la pérdida de masa ósea y masa muscular; se trata de factores importantes, dado que se calcula que cada año que se envejece, una mujer suele perder un cuarto de kilogramo de masa muscular de media.
Actualmente las pautas dietéticas recomendadas a nivel mundial son una ingesta de 0.8g / kg / día de proteína en la población adulta, en general. Sin embargo, este pacto de mínimos solo evita caer en la desnutrición, y muchos expertos sugieren que lo adecuado sería incluso llegar a duplicar dichas recomendaciones.
En el caso del estudio, dirigido por Daniel Gerber, becario de medicina cardiovascular de la Universidad de Stanford, se analizó a más de 99.000 mujeres posmenopáusicas, con una edad promedio de 64 años, cuyos datos provenían del Estudio de Observación y Ensayos Controlados Aleatorios de la Iniciativa de Salud de la Mujer.
Según sus resultados, aquellas mujeres que comieron entre 50 y 74 g de proteína al día tenían entre un 5% y un 8% menos de probabilidad de desarrollar una fibrilación auricular. Sin embargo, a partir de los 74 g de proteína diarios, ya no había beneficios estadísticamente significativos.
En comparación a las recomendaciones actuales, estos datos tan solo implicarían aumentar entre 10 y 20 g de proteína diarios. En alimentos esto se traduciría en incluir una pechuga de pollo, una porción de salmón, dos huevos o un yogur griego, como comenta el mismo Gerber. Y, como también puntualiza el investigador, estas proteínas siempre deben proceder de alimentos saludables, y no de alimentos con alto contenido calórico o colmados de grasas saturadas como sería el caso de las hamburguesas.
En datos brutos, de las casi 100.000 mujeres estudiadas, 21.258 (21.3%) desarrollaron fibrilación auricular durante el seguimiento de 10 años del estudio. Se excluyó a las mujeres con problemas de ritmo cardíaco previo, y se analizaron los datos del ritmo de todas ellas durante dos años, en un periodo de preinclusión, para asegurarse de que no sufriesen fibrilación auricular ocasionalmente. Por su parte, se evaluó la ingesta de proteínas mediante cuestionarios y análisis de orina validados, y se agrupó a las mujeres en cuatro grupos según su ingesta proteica: menos de 58 g diarios, entre 50-66 g diarios, entre 66-74 g diarios, y más de 74 g diarios.
De media, las mujeres del estudio consumían alrededor de 60 g diarios, pero aquellas que consumían entre 58 y 74 g al día eran las que menos tasas de fibrilación auricular presentaban. Además, dicha relación se mantenía incluso teniendo en cuenta la edad, raza, educación, otras enfermedades cardiovasculares, masa corporal, actividad física, consumo de tóxicos como tabaco o alcohol, y diversos factores de riesgo cardiovascular como colesterol elevado, hipertensión o diabetes.
Cabe destacar, como curiosidad, que las mujeres solían subestimar su ingesta proteína, creyendo que consumían hasta 10 g menos respecto a la realidad, y también subestimaban su ingesta calórica, creyendo que consumían hasta 600-700 kcal menos respecto a la realidad contrastada con los datos en los análisis de orina.
Los resultados están en la misma línea que trabajos anteriores, donde ya se sugería que la masa magra o masa muscular reduciría el riesgo de fibrilación auricular, mientras que la obesidad aumentaría dicho riesgo. Aún así, cabe destacar que el estudio no carece de limitaciones, dado que se basa en encuestas autoinformadas y datos brutos, sin realizar un ensayo clínico como tal, algo que sí se espera poder comprobar en futuras investigaciones.