La crisis generada por el avance del coronavirus en nuestro país ha dado lugar a una situación completamentamente nueva. El estado de cuarentena, por el que no sólo pasamos nosotros en el mundo, nos ha hecho prestar atención a muchos de nuestros hábitos. De todos ellos, son los relacionados con la higiene los que nos tienen más obsesionados.
En este sentido, es posible que esta situación extrema sirva para que nos acostumbremos a lavarnos las manos con más asiduidad o a toser y estornudar en la parte interior del codo. Dos nuevos hábitos que frenan el contagio de muchas otras enfermedades infecciosas y no sólo la del coronavirus. De hecho, habitualmente convivimos con el riesgo de contraer enfermedades por microorganismos por malas prácticas.
Uno de los sitios más habituales donde podemos cometer este tipo de errores es la cocina. En ella manipulamos alimentos que, más tarde, comeremos. Por eso, es importante ser especialmente cuidadoso con la cocción, con la conservación y con la refrigeración de la comida. Si descuidamos alguno de estos factores, es posible que nos expongamos a una toxiinfección provocada por algunos microorganismos dañinos.
Las manos de quien manipula la comida y las superficies de la cocina deben estar siempre impolutas, pero, además, es importante cuidar de los utensilios de cocina. Por supuesto, estas herramientas deben estar perfectamente limpias también. De todas formas, hace falta tener en cuenta otros aspectos como, por ejemplo, el material a partir del cual han sido fabricadas.
Materiales porosos
Uno de nuestros errores más frecuentes es comprar artículos para la cocina hechos de madera. A pesar de ser los más tradicionales, estos utensilios pueden comprometer nuestra salud. En este sentido, los materiales que se incorporaron más tarde a la cocina, como pueden ser los plásticos y las siliconas presentan un menor riesgo de hacernos enfermar. En este artículo de EL ESPAÑOL se explica que, en el caso de las tablas para cortar, estos últimos materiales son preferibles.
Otro cacharro que no deberíamos elegir son las cucharas de madera para cocinar. Estas cucharas se compran para remover con ellas la comida que estamos cocinando en todo tipo de recipientes. Si el objeto con el que cocinamos es duro, como aquellos que se hacen con metal, es posible rayar la cara interior de sartenes u ollas. En estas situaciones se levanta el material de la cobertura y puede terminar en la comida.
Aunque muchas personas eligen la madera para evitar estas situaciones, es mejor que elijamos otros materiales, como el plástico. La madera es sumamente porosa y, además, se pueden levantar astillas en ellas. Esto provoca un sinfín de recovecos en los que los microorganismos pueden entrar y sea complicado hacerlos salir fregando. Desinfectar estos instrumentos en el lavavajillas no es una opción, ya que el vapor caliente los abomba.
El plástico, en este sentido, presenta la ventaja de ser un material menos poroso. En el mercado, además, es posible encontrar cucharas, espátulas o espumaderas de materiales plásticos aptas para ser utilizadas en cocina. Al ser utilizadas para cocinar y, por tanto, es difícil que se rayen, la vida útil de estos utensilios es larga. Sin embargo, si estos instrumentos comienzan a tener rasguños o hendiduras en las que es posible que se alojen microorganismos, es recomendable sustituirlas para no exponernos a una potencial contaminación de la comida.
Tomemos nota: a pesar de que los utensilios de madera tienen un acabado más estético que los de madera, pueden poner en riesgo la salud de quienes habitan en casa. El plástico y la silicona son, en este sentido, mejores opciones para cocinar.