La cafeína es el estimulante más consumido en todo el mundo, ya sea en forma de café, té, bebidas energéticas o incluso en forma de suplemento. Sin embargo, no es una sustancia demasiado regulada en determinados países, pese que es habitual ver estudios que hablan de dosis peligrosas o incluso letales.
Su uso está tan extendido que hasta se toma como complemento deportivo, aunque la dosis en este ámbito suele estar regulada en cápsulas o comprimidos. A las diversas formas de venta de la cafeína, el más conflictivo es el formato polvo, ya que facilita que se consuma una dosis elevada.
En esa sola cucharada hay cafeína suficiente para elaborar casi 30 tazas de café, según datos de la Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). De hecho, en este país los suplementos de cafeína en polvo están prohibidos desde que se constató un aumento de la mortalidad relacionada con su consumo.
Ahora, un nuevo caso en Reino Unido ha vuelto a recordar la peligrosidad de esta sustancia en formato en polvo. Recordemos que, como decía Paracelso, alquimista, médico y astrólogo suizo: "Todo es veneno y nada es veneno. Solo la dosis hace al veneno", en referencia a la importancia de la dosis en determinadas sustancias. Un café corto común y corriente contiene unos 100 miligramos de cafeína; una cucharadita supera los 2-3 gramos.
En este caso el informe, elaborado por la doctora Rebecca Harsten y sus colegas del servicio de cuidados intensivos del Hospital Queen Elizabeth de Londres, habla de una paciente de 26 años que acudió al centro sanitario tras el consumo de dos cucharadas de cafeína en polvo tres horas antes. En total, unos 20 gramos de cafeína pura.
Se trata de una cantidad potencialmente letal, ya que ingerir más de 1-2 gramos de cafeína pura puede causar efectos tóxicos significativos. Si se pasan los 5 gramos, el desenlace puede ser fatal, dado que se llega a una concentración superior a los 80 mg/L en sangre.
Los peligros de una sobredosis
Según los mismos autores del informe, la paciente tuvo mucha suerte de poder sobrevivir al incidente, dado que se llegó a registrar que en su sangre había una concentración de cafeína sanguínea de 147.1 mg/L a las siete horas de haber consumido la sustancia, una concentración muy superior a la letal.
Sin embargo, esta primera medición se produjo después de haber comenzado el tratamiento médico, lo que sugiere que en algún momento la concentración máxima habría sido incluso superior.
Al llegar al hospital, la paciente sufría palpitaciones, sudoración, ansiedad y dificultad para respirar. Tras una exploración física por parte de los médicos de urgencias del hospital, se objetivó una frecuencia cardíaca anormalmente rápida, presión arterial baja, hiperventilación y vómitos.
Asímismo, tras realizarle un electrocardiograma, se vislumbró un ritmo anormal conocido como taquicardia ventricular polimórfica (potencialmente letal), además de una acidosis metabólica y una alcalosis respiratoria en sus análisis sanguíneos, indicando un claro desequilibrio de dióxido de carbono y oxígeno en su torrente sanguíneo. Sus células defensivas o leucocitos también estaban muy elevados.
Como tratamiento, la paciente necesitó un reemplazo de líquidos y electrolitos, que en primera instancia no pudieron hacer mejorar sus síntomas. Posteriormente fue trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde fue sedada y finalmente requirió una hemodiálisis urgente y el uso de un respirador, junto con un tratamiento intravenoso para corregir sus desequilibrios sanguíneos, controlar su ritmo cardíaco y mejorar su función renal.
Toda esta combinación de fármacos funcionó, y se le puedo retirar el respirador y la hemodiálisis tras 48 horas, aunque permaneció en cuidados intensivos una semana más. Un mes después de ser dada de alta también precisó atención psiquiátrica.
Para finalizar, en su informe los investigadores señalan que no existe una pauta clara para manejar una sobredosis de cafeína, dado que no es una situación muy común.