Pongámonos en situación. Mes de agosto en cualquier lugar de España. Sevilla, por ejemplo. Son las 14.30 de la tarde. El termómetro marca 37 grados a la sombra y 42 al sol. Las terrazas de los bares, con sus ventiladores a todo trapo, están a reventar. En el menú, de primero, gazpacho, una receta tradicional que es un must en los meses de verano y que, desgraciadamente, suele traer aparejado un pequeño problema en muchas personas: el ardor de estómago.
La acidez de estómago (o ardor estomacal) es una de las sensaciones más habituales que experimentamos los seres humanos después de engullir con fruición determinados alimentos. "Se produce cuando el ácido del estómago regresa al tubo que lleva la comida desde la boca hasta el estómago (esófago)", explica la Clínica Mayo. "Normalmente, cuando tragas, una banda de músculos que rodea la parte inferior de tu esófago (esfínter esofágico inferior) se relaja para permitir el paso de los alimentos y los líquidos hacia tu estómago. Luego, el músculo se vuelve a contraer", añade la institución.
Sin embargo, cuando este esfínter esofágico se relaja de una manera anormal, el ácido de nuestro estómago vuelve del estómago al esófago y se produce la acidez. "El reflujo de ácido puede empeorar si estás inclinado o recostado", añade. Así, las comidas picantes, las cebollas, los productos cítricos, los que se elaboran a base de tomate, como el kétchup, los alimentos fritos, la menta, el chocolate o las bebidas alcohólicas, carbonatadas o a base de cafeína pueden desencadenar esta desagradable sensación, según la institución.
¿Es posible aliviar la acidez de estómago sin recurrir a medicamentos? Sí, es posible. De hecho, la Escuela de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Harvard publicó una suerte de guía para evitar este problema tan habitual. He aquí las 9 claves para conseguirlo.
Evita ciertos alimentos
La menta, los alimentos grasos, el picante, los tomates, las cebollas, el ajo, el café, el té, el chocolate y el alcohol. Todos estos alimentos (y algunos más como las bebidas carbonatadas) están relacionados con la acidez de estómago. "Si come alguno de estos alimentos regularmente, puede intentar eliminarlos para ver si al hacerlo controla su reflujo, y luego intente agregarlos uno por uno", dice la Universidad de Harvard. Tampoco las bebidas gaseosas son recomendables porque nos hacen eructar y envían el ácido al esófago, según la institución.
Cuidado con la gula
Comer con moderación no sólo es beneficioso para tu salud general, sino que además evita este tipo de problemas relacionados con la digestión. "Cuando el estómago está muy lleno, puede haber reflujo hacia el esófago. Puedes probar a hacer pequeñas comidas con más frecuencia en lugar de las tres comidas grandes del día para evitarlo", recomienda la institución.
Cuidado con hacer ejercicio después de comer
Realizar ejercicio vigoroso justo después de comer también puede ser perjudicial. "Un paseo después de la cena está bien, pero un entrenamiento más intenso, especialmente si implica agacharse, puede enviar ácido al esófago". Además, la institución no sólo recomienda evitar la actividad física intensa justo después de la comida, sino que también aconseja quedarse despierto. "La gravedad por sí sola ayuda a mantener el ácido en el estómago, donde pertenece. Termina de comer tres horas antes de irte a la cama. Esto significa que no hay siestas después del almuerzo, ni cenas tardías ni bocadillos a medianoche".
Dormir inclinado
Puede parecer un remedio con poca base científica, pero lo cierto es que dormir inclinado es otro de los trucos que recomienda la Escuela de Medicina de Harvard para lidiar con la acidez de estómago. "Puedes lograr esto utilizando elevadores de cama extra altos en las patas que sostienen la cabecera de su cama. Si su compañero de sueño se opone a este cambio, intente usar una cuña de gomaespuma para la parte superior del cuerpo. No intentes crear una cuña apilando almohadas, no le proporcionarán el soporte uniforme que necesita".
Dejar de fumar y bajar de peso
La obesidad es un problema de salud que puede derivar en otras afecciones. Así, el exceso de kilos puede ser un factor desencadenante del ardor debido a que "nuestro peso extiende la estructura muscular que soporta el esfínter esofágico inferior, disminuyendo la presión que mantiene cerrado el esfínter. Esto conduce a reflujo y acidez estomacal". De igual forma, la Universidad de Harvard también apunta que algunos estudios han demostrado que la nicotina del tabaco también es capaz de relajar este esfínter, favoreciendo el reflujo.