La remolacha es una auténtica bomba de nutrientes y vitaminas con un sinfín de propiedades que tendrían que catapultarla a lo alto de nuestra lista de la compra; sin embargo, esta verdura de la familia de las Quenopodiáceas es mucho menos popular de lo que debería. Se trata de una hortaliza que en España se utiliza para dar lustre a las ensaladas y que numerosos estudios han identificado como la compañera perfecta para vivir más y mejor. Calificada por muchos como uno de los llamados superalimentos, consumirla nos permite obtener numerosos beneficios para nuestra salud: perder peso, regular la presión arterial, mejorar el tránsito intestinal por su alto contenido en fibra, aumentar la fuerza corporal y prevenir enfermedades como las demencias o el cáncer.
Su enorme poder antioxidante mantiene a raya al colesterol malo y reduce, por lo tanto, la presión arterial. Pero su poder no se queda ahí. La cantidad de hierro y vitamina C que contiene la remolacha estimula la producción de hematíes combatiendo la anemia. También regula los niveles de ácido úrico por la acción alcalinizante su elevado índice de minerales y sirve de laxante e hipolipemiante por su enorme porcentaje de fibra. La Fundación Española de Nutrición (FEN) también destaca que su contenido de folato es importante para el desarrollo normal de las células.
Los deportistas de élite conocen el milagro de la remolacha, que les aporta beneficios positivos en su rendimiento y aumenta el flujo sanguíneo gracias al óxido nítrico que contiene. Esa misma propiedad es la que está detrás de sus efectos positivos contra la degeneración relacionada con las demencias y otros trastornos cognitivos, como la Enfermedad de Alzheimer. Además, el aćido fólico que contiene esta hortaliza protege contra la pérdida de células cerebrales en el hipocampo, la zona del cerebro relacionada con la memoria, colaborando en la reparación del ADN dañado.
Las investigaciones se inclinan a calificar la remolacha como una hortaliza anticancerígena por contener betaína, precisamente el componente que le otorga su característico color rojo. Se trata de un flavonoide, que ayuda a la prevención de algunas enfermedades de este tipo y que, sumado a los antioxidantes, elimina los radicales libres. Con la prudencia de no contar, por el momento, con estudios más concluyentes, algunos ensayos probaron que la remolacha podría reducir el tamaño de algunos tumores. Precisamente, la Asociación Española contra el Cáncer, la recomienda como uno de sus alimentos de cabecera.
Valor nutricional de la remolacha
El valor nutricional por cada 100 gramos de remolacha es el siguiente:
Calorías: 46 kcal
Azúcares: 6,75 g
Fibras: 2,8 g
Grasas totales: 0,17 g
Colesterol: 0 g
Vitamina C: 4,9 mg
Proteínas: 1,61 g
Calcio: 16 mg
Magnesio: 23 mg
Fósforo: 40 mg
Potasio: 325 mg
Sodio: 78 mg
Variedades de remolacha
Estas son las variedades de remolacha más cultivadas en España:
-Remolacha roja o remolacha común. Es la más habitual en los supermercados. Su color varía del rosáceo al violáceo y anaranjado rojizo a marrón, pero su pulpa suele ser de un rojo oscuro, en ocasiones con círculos concéntricos blancos. Hay tres tipos dependiendo de la forma de sus raíces: la esférica o ilustrada (de forma redondeada), la larga (con forma alargada) y la intermedia.
-Remolacha blanca. Es una variedad rica en azúcares, de sabor muy dulce y con un color blanquecino muy distinto de la común.
-Remolacha azucarera. Tiene la raíz carnosa y blanca, con forma alargada. Se cultiva para la producción de azúcar debido a su alto contenido de sacarosa. Se trata de la segunda fuente de azúcar del mundo, solo por detrás de la caña. Castilla y León, Andalucía, País Vasco, La Rioja y Navarra se dedican a su cultivo en España, una media de 80.000 toneladas anuales según el Ministerio de Agricultura.
-Remolacha forrajera: Se usa principalmente con alimento para el ganado porque tiene un altísimo valor energético y buen contenido de proteínas. Posee aproximadamente la misma energía que el trigo o el maíz, pero suele moverse a la mitad de precio que los cereales.
Cómo preparar la remolacha
Su raíz es lo más consumido en España, pero también sus hojas son un complemento ideal para ensaladas. Fría o caliente, la remolacha acompaña estupendamente a carnes y pescados, incluso es ideal para salsas y para elaborar sopas diferentes. Consumirla cruda resulta algo más indigesto, así que lo más recomendable es cocerla para que nos siente mejor o comprarla directamente cocinada en conservas que se encuentran en todos los supermercados.
Si optamos por ponernos delante de los fogones compraremos remolachas del mismo tamaño para asegurarnos una cocción uniforme. Quitaremos tallos y hojas antes de lavarlas bien (sin sacar la cáscara) y cortarlas en pedazos iguales. Las sumergimos en agua hirviendo con sal o azúcar y no las dejaremos más de 20 minutos. Eso sí, para estar seguros las pincharemos antes de sacarlas comprobando que están blandas.
Al retirarlas del fuego podemos meterlas en agua fría para pelarlas después de 5 minutos con más facilidad. La remolacha también es una de las estrellas de los zumos y los batidos detox. Acompañada de zanahoria y pepino, que potencian su propiedad depurativa, nos brinda un jugo perfecto para quemar grasa y combinada con pera, zumo, limón y agua nos ayuda a eliminar toxinas.
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