Un nuevo trabajo de investigadores del CIBERESP, en el Departamento de Medicina Preventiva, Salud Pública y Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha estudiado los cambios en la salud de los mayores de 60 años en relación con su consumo de legumbres. El estudio ha concluido que pueden formar parte de una dieta saludable también en las personas mayores.
Los investigadores, del grupo que lidera Fernando Rodríguez-Artalejo en el CIBERESP-UAM, han trabajado con información de 2.500 personas mayores de 60 años, pertenecientes a la cohorte 'ENRICA-Seniors' midiendo su consumo habitual de platos de legumbres para valorar cómo han cambiado sus condiciones de salud a lo largo del tiempo. Estos cambios se han recogido mediante un "índice de acumulación de déficits en salud".
"Aunque las legumbres se consideran parte de una dieta saludable, por ser fuente de proteínas y fibra,los platos tradicionales españoles de legumbres también incluyen gran cantidad de carne procesada, sal y patatas, por lo que, en su conjunto, podrían considerarse poco saludables", explica el primer autor del trabajo, Félix Caballero.
Sin embargo, los resultados del estudio, publicado en la revista British Journal of Nutrition, mostraron que no existía asociación entre el consumo elevado de estos platos (>56 g/día) con una peor salud a los 3 y a los 5 años de seguimiento, en comparación con consumos bajos. Tampoco se observaron asociaciones relevantes cuando se examinaron los tipos de legumbres de forma individual.
"El consumo de legumbres, incluso consumidas en recetas tradicionales, acompañadas de carne o patata, puede ser parte de una dieta saludable en las personas mayores; por ello, el consejo nutricional para este grupo de población no debe excluir estos platos tradicionales", concluye Esther Lopez-García, autora senior del artículo.
Legumbres y locuacidad
Un segundo estudio publicado en paralelo ha apreciado que las personas que consumen más legumbres, verduras, frutas y frutos secos demuestran una mayor capacidad de comunicación verbal que las que toman menos de estos alimentos. El trabajo investigó la locuacidad en un amplio grupo de canadienses angloparlantes entre los 45 y los 85 años.
Esto es relevante porque la capacidad de interlocución es una medida muy importante de las facultades cognitivas de la persona. Para ponerla a prueba, los participantes deben realizar una lista con tantas palabras como puedan sobre una categoría determinada en un plazo de un minuto. Al medir tanto la función del lenguaje como de la ejecución, es una manera de diagnosticar posibles deterioros neurológicos.
Los adultos inapetentes, que no pueden prepararse su propia comida o que consumen dietas de baja calidad sufren igualmente problemas de malnutrición, una condición que se puede medir mediante una prueba de fuerza de agarre. En esta ocasión, se comprobó que las personas que tenían poca fuerza al agarrar y estaban en riesgo nutricional también demostraban una menor locuacidad.
"Estos resultados son coherentes con otras investigaciones que sitúan a la Dieta Mediterránea, rica en legumbres, fruta, verdura y frutos secos como un factor de protección contra el deterioro cognitivo", explica la Dra. Karen Davison, de la Kwantlen Polytechnic University de Columbia Británica. "Cada incremento en la ingesta media de frutas y verduras se relacionó con un aumento en los tests de capacidad verbal, pero los mejores resultados los tenían quienes consumían al menos seis raciones diarias.