La chlorella es una micro alga unicelular cuyo nombre todavía no cuenta con una gran popularidad en nuestro país; sin embargo, sus múltiples beneficios para nuestro organismo hacen de ella un suplemento alimenticio con un gran valor nutricional y un alto poder desintoxicante. Es un organismo de agua dulce que existe en el planeta desde hace más de 540 millones de años y su estudio ha brindado dos premios Nobel: el del alemán Otto Heinrich en Fisiología (de Medicina, en 1931) por analizar su fotosíntesis, y el del estadounidense Melvin Calvin en Química (1961) por su investigación sobre los caminos de la asimilación del dióxido de carbono en plantas. Ahora, la ciencia sigue contando con ella. Científicos alemanes han creado gracias a su composición un biorreactor capaz de generar oxígeno y comida que podría ser clave para misiones espaciales largas.
En 1940, en el contexto de una posible explosión demográfica, la chlorella se perfiló como una prometedora fuente de alimento que podría resolver la crisis de hambruna mundial proveyendo de grandes cantidades de nutrientes a un coste bajo; pero al ser un alga unicelular, su cosecha a gran escala presenta dificultades. En España, su cultivo está registrado desde 2018 cuando, según el Ministerio de Agricultura, se produjeron en nuestro país unas 0,2 toneladas. Este superalimento es una fuente de proteínas extraordinaria, con aminoácidos esenciales, antioxidantes, clorofila, betacaroteno y fitonutrientes. Aunque, por encima de eso, ha alcanzado una gran importancia por su capacidad para eliminar toxinas del cuerpo, sobre todo del hígado, los intestinos y la sangre, limpiando nuestro organismo de metales pesados.
El alga chlorella también es rica en hierro de fácil asimilación por su contenido natural de vitamina C y clorofila que contribuyen a absorberlo, así como de fósforo, un mineral que ayuda a la absorción del calcio, que también está presente en el alimento. Tiene hasta cuatro veces más clorofila que otros superalimentos como la espirulina o las espinacas, toda una ventaja si tenemos en cuenta que esta sustancia es una de las más eficaces para limpiar el intestino y el sistema linfático. También refuerza y estimula nuestro sistema inmunológico ayudándonos a prevenir resfriados y gripes, además de otras patologías.
No obstante, sus beneficios no se quedan ahí: favorece el desarrollo muscular, previene la anemia y los calambres, mejora la piel y el cabello porque estimula la producción de colágeno y previene las arrugas, reduce la inflamación y reduce el colesterol LDL por su contenido en niacina, fibra y antioxidantes que inhiben las lesiones ateromatosas en la aorta. Además, ayuda a mantener en niveles deseables la presión arterial relajando los vasos sanguíneos y, aparentemente, también controla el azúcar en sangre y mejora la resistencia a la insulina en personas con hígado graso.
Valor nutricional de la chlorella
El valor nutricional por cada 100 gramos de chlorella es el siguiente:
Calorías: 326 kcal
Hidratos de carbono: 17 g
Grasas totales: 12 g
Colesterol: 0 g
Proteínas: 58 g
Fibras: 12 g
Betacaroteno (Provitamina A): 135 mg
Vitamina E: 8,9 mg
Vitamina C: 2,64 mg
Calcio: 48,49 mg
Magnesio: 10,41 mg
Fósforo: 1.200 mg
Potasio: 671,1 mg
Hierro: 101,3 mg
Clorofila: 2.580 mg
Cómo tomar la chlorella
La escasez de estudios científicos sobre los beneficios de esta alga hacen que no existan evidencias suficientes ni que tampoco podamos hablar de una cantidad mínima recomendada. No obstante, los nutricionistas recomiendan un máximo de dos tomas diarias de 2 a 3 gramos. Se puede adquirir en comprimidos, cápsulas, polvo o líquido. Si eres de esas personas que prefieres añadir estos suplementos directamente a tus recetas, lo más fácil será comprarla en los últimos dos formatos.
Así, en polvo, podrás mezclarla con zumos, batidos, masas, aliños, cremas o salsas. Vamos, básicamente con todo lo que se te ocurra (cata mediante, claro). La líquida te permitirá disolverla en todo tipo de producto sin necesidad de cocinarla o batirla. Los formatos en comprimidos o cápsulas son más cómodos porque se pueden llevar siempre encima y la dosis diaria estará controlada. Conviene seguir las instrucciones del fabricante. Asimismo, el alga es uno de los componentes más recurrentes de la cosmética, sobre todo en la fabricación de protectores de sol.
Efectos secundarios de la chlorilla
No existen evidencias de contraindicaciones graves ni de intoxicaciones siguiendo las dosis diarias recomendadas. En algunas personas puede producir un aumento del ácido úrico, pero también náuseas y molestias estomacales, así como gases y flatulencias. Las heces podrían incluso adquirir una tonalidad verde. Aun así, hay posibilidades de que toda esta sintomatología pueda responder a un cuadro de interacción normal de la chlorilla en nuestro organismo al iniciar la desintoxicación y depuración del organismo de la que es responsable.
En todo caso, es recomendable interrumpir el tratamiento si se presentan algunos de estos síntomas y consultarlo con un profesional para cerciorarse que forman parte del proceso detox. Asimismo, por su contenido en yodo no conviene su ingesta en personas con problemas tiroideos y sensibles al componente. Tampoco está recomendada durante el embarazo y la lactancia porque no se conocen sus efectos, ni en niños o individuos con inmunodeficiencia.
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