No se trata ni de 'gordos' ni de 'flacos': mantenernos dentro de nuestro normopeso llevando unos hábitos de vida saludables que incluyen la práctica de ejercicio físico y un patrón dietético beneficioso, como la dieta mediterránea, debería ser el principal objetivo al subirnos a la báscula. Pero puestos a engordar, no toda la grasa es igual de mala: un nuevo estudio presentado en las Sesiones Científicas de la Hipertensión que organiza la Asociación Americana para el Corazón (AHA) subraya que lo importante es cómo se distribuye en el cuerpo.
Así, es sabido que un 'cuerpo pera', en el que la adiposidad se distribuye por las caderas y los muslos, tiene menos problemas de salud que un 'cuerpo manzana', que la acumula en la barriga. En el segundo caso, la grasa visceral que acaba infiltrándose en los órganos vitales es un factor de riesgo cardiovascular y cáncer. Según este último trabajo, los adultos con una mayor densidad de tejido graso en sus piernas tendrían menos probabilidades de presentar una elevada tensión arterial que aquellos con escaso perímetro de muslo.
"En última instancia, lo que notamos en este estudio es un tema de conversación recurrente: no solo se trata de cuánta grasa tienes, sino de dónde está localizada", explica Aayush Visaria, investigador de la Rutgers New Jersey Medical School de Newark (EEUU). "Sabemos con certeza que la grasa entorno a la cintura es perjudicial para la salud, pero no podemos decir lo mismo de la de las piernas. Si es tu caso, probablemente no sea malo, e incluso, ateniéndonos a nuestros resultados, te podría estar protegiendo contra la hipertensión", valora el investigador.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores examinaron la tasa de tres tipos de presión arterial elevada en relación al porcentaje de tejido graso en las piernas de casi 6.000 adultos que participaron en las Encuestas Nacionales y Exámenes de Nutrición y Salud que organizó EEUU en 2016. La edad media de los participantes era de 37 años, la separación por sexos era equivalente y un cuarto de ellos sufría tensión alta.
Un escáner de rayos X permitió determinar la concentración de tejido adiposo en las piernas, unas medidas que se compararon a continuación con la masa grasa total del participante. En base a esto, los investigadores los clasificaron en grupos de baja o alta concentración de este tipo de grasa, en un umbral que se determinó de un 34% en hombres y un 39% en mujeres. Esto responde a las distintas morfologías según el sexo, ya que ellos tienden a engordar de barriga ('manzana') y ellas, de caderas ('pera').
A mayor porcentaje de grasa en las piernas, descubrieron, menores probabilidades de sufrir cualquiera de las formas de hipertensión: un 53% menos de posibilidades de padecer hipertensión arterial diastólica, la medida de la presión entre latidos del corazón; un 39% menos para la hipertensión arterial sistólica, la medida de presión cuando late el corazón; y un 61% menos para la hipertensión en la que ambos valores presentan valores elevados.
Tras el ajuste por factores varios como la edad, el sexo, la raza y el origen étnico, el nivel sociocultural, el tabaquismo, el alcoholismo, los niveles de colesterol y la grasa abdominal, el riesgo de hipertensión seguía siendo menor entre los participantes con más grasa en las piernas, aunque la diferencia ya no era tan marcada. Por ello, los autores instan a ampliar el marco de investigación.
"Si estos resultados pueden confirmarse con estudios más amplios y robustos, y con ensayos que usen métodos de medición de fácil acceso como la circunferencia del muslo, existe la posibilidad de aplicarlos a la atención sanitaria", apunta Visaria. "Igual que la circunferencia de la cintura se usa para estimar la grasa abdominal, la del muslo puede ser una herramienta útil, aunque a día de hoy resulte algo incómoda de medir y no haya sido estudiada en gran medida a nivel poblacional".