En España, cada persona consume unos 3,92 litros de aceite de oliva virgen o virgen extra al año, y una cantidad similar de aceite de oliva que no alcanza la categoría de "virgen". Pero, ¿realmente somos conscientes de la diferencia?
Los fenoles presentes en el aceite de oliva virgen extra son responsables de una amplia variedad de efectos beneficiosos reconocidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Destaca la protección que ejercen frente a la oxidación de los lípidos en sangre. Este efecto protector es clave para retrasar el desarrollo de muchas patologías como, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares.
Se recomienda un consumo diario de unos 20 mg de aceite de oliva virgen o virgen extra, ya sea directo o usado para cocinar, por ejemplo, verduras en sofrito. La diferencia en la calidad del aceite, sin embargo, no es tan obvio ni siquiera para los productores, que deben basarse en criterios como los de catadores especializados, y se han dado casos de adulteraciones, con mezclas de aceites de calidad inferior. En ese sentido, la Universidad de Córdoba acaba de desarrollar un nuevo método de clasificación mediante Tomografía de Iones Móviles.