Durante años se ha dado una importancia crucial al tipo y cantidad de alimentos que se consumen, tanto en España como en el resto del mundo, sin tener en cuenta la temporalidad: cuándo comer los alimentos ha sido un factor olvidado, e incluso criticado por muchos expertos en nutrición. Sin embargo, la cronutrición ha ido haciéndose hueco poco a poco, no solo recordando cómo afecta el número de comidas al metabolismo humano, sino por qué sí vale la pena prestar atención a qué nutrientes se consumen y en que horario.
Dentro de este ámbito, el ayuno intermitente también ha ido cobrando protagonismo, en este caso haciéndonos ver que reducir el rango de horas para comer también importa: a menor cantidad de tiempo disponible para alimentarse, menor comida se acaba consumiendo. Y esto no solo serviría para perder peso, sino también para mejorar la salud general.
Aún así, la explicación biológica de este fenómeno aún no es totalmente conocida, y por ello un grupo de investigadores de la Universidad de Copenhague, la Universidad Católica de Australia y el Instituto Karolinska han intentado vislumbrar cuáles son las primeras adaptaciones del organismo humano al ayuno intermitente.
En el estudio, publicado recientemente en la revista Nature, se han llegado a identificar unas serie de cambios esenciales en la actividad genética de los músculos, además del contenido de grasas y proteínas musculares. Todo ello, en su conjunto, podría explicar por qué es beneficioso llevar a cabo un ayuno intermitente.
Qué sucede en el cuerpo
De hecho, este sería el primer estudio que examinaría específicamente cómo oscilan los metabolitos en el músculo y la sangre al realizar ayuno intermitente, además de analizar la expresión genética en el músculo esquelético tras realizar este tipo de ayuno. El objetivo, en esencia, sería identificar qué sucede a nivel biológico para que el ayuno por sí solo dé lugar a los beneficios saludables conocidos del ayuno intermitente; entre ellos, la pérdida de peso.
Según Leonidas Lundell, del Centro de Metabolismo Básico de la Fundación Novo Nordisk Research de la Universidad de Copenhague, lo que observaron durante el estudio es que la actividad genética del reloj circadiano del músculo esquelético no cambiaba por la restricción de tiempo que conlleva realizar ayuno intermitente, sino que dicha actividad se vería afectada por la dieta como tal.
Por otro lado, también se detectó que el perfil de metabolitos del músculo esquelético cambia de estar basado en lípidos (grasas) a aminoácidos (la unidad básica de las proteínas) tras realizar una alimentación restringida o ayuno intermitente.
No altera el ritmo circadiano
Aunque algunos expertos han llegado a sugerir que el ayuno intermitente puede alterar el ritmo circadiano, el nuevo estudio desdeñaría dicha hipótesis.
En este caso se estudió a 11 hombres con sobrepeso u obesidad, y se les asigno uno de los dos protocolos de alimentación durante cinco días: ayuno intermitente de 16 horas (solo podrían comer durante 8 horas al día), o bien una alimentación sin restricción de tiempo. Al quinto día, se tomaron muestras sanguíneas cada cuatro horas durante 24 horas. Tras pasar 10 días de "lavado", se repitió el experimento, pero intercambiando los grupos: los que habían realizado ayuno intermitente llevaron a cabo una alimentación sin restricción horaria en este caso, y viceversa.
En todos los voluntarios se estudió la expresión génica muscular y el perfil de los metabolitos a nivel de la sangre y los músculos. Según sus resultados, el ayuno intermitente cambia la concentración de los metabolitos en sangre y también la expresión génica muscular, sobre todo en el caso del transporte de los aminoácidos, los mencionados componentes básicos de las proteínas.
Sin embargo, el reloj central muscular, o lo que es lo mismo, el ritmo circadiano de las células musculares, no se vio alterado por llevar a cabo ayuno intermitente. Esto significaría que tanto la alteración de los metabolitos como la expresión genética se debería a la alimentación como tal, pero no a la restricción de tiempo para consumir alimentos.
De nuevo, recordemos, al tener menos tiempo para consumir alimentos, finalmente se suele consumir menos cantidad de los mismos.
Por ello los investigadores opinan que se debería continuar estudiando la relación entre el ayuno intermitente y la salud metabólica, con el objetivo de idear terapias para mejorar los casos de sobrepeso y obesidad.