Chile, guindilla, jengibre, curry … ¿Eres de los que soporta el picante e incluso les gusta o eres más de aquellos que cuando van a un restaurante piden, por favor, que lo eliminen del plato? Está claro que en nuestra cultura la comida picante no está tan presente como en otras, por ejemplo Latinoamérica o Asia, aunque, eso sí, cada vez hay más adeptos en España. Pero más allá del placer gastronómico, desde el punto de vista de la salud, ¿es saludable tomar picante en las comidas? Se ha hablado mucho de sus beneficios, de sus bondades antiinflamatorias y analgésicas, pero ¿qué hay de cierto en todo esto?
Muchos estudios a lo largo de esta última década han mostrado cómo el consumo de determinadas sustancias picantes, como especias y condimentos, como por ejemplo la guindilla, tienen efectos beneficiosos en nuestra salud y que su consumo sería más que adecuado dentro de nuestra dieta e incluso recomendable. Por ejemplo, un artículo publicado a finales de 2019 mostraba cómo una dieta condimentada regularmente con pimientos picantes (las llamadas guindillas en España) podría reducir el riesgo de muerte por ataque cardiaco o infarto cerebral.
También se ha asociado el consumo de picante con el alivio de los síntomas de la gripe y el resfriado (por la sudoración que provoca), incluso se ha afirmado que algunas sustancias como la curcumina (un colorante natural procedente de una especie llamada cúrcuma y presente en algunos alimentos) es un potente antioxidantes y puede disminuir el deterioro de las neuronas del cerebro, entre otros efectos.
Sin embargo, pese a la existencias de varios estudios que relacionan el picante con beneficios en la salud, "no hay nada concluyente todavía", afirma a EL ESPAÑOL Laura Arranz (@lauragananutricion en Instagram), doctora en Nutrición, farmacéutica, dietista-nutricionista y profesora asociada de la Universidad de Barcelona. Es decir, algunas de las sustancias picantes en nuestra dieta sí podrían tener propiedades antiinflamatorias y analgésicas pero aún no se puede afirmar ni demostrar de de forma concluyente. Falta más investigación.
"La literatura científica sugiere muchos beneficios de las especias y de las hierbas aromáticas, pero este beneficio no se hará patente si no va acompañado por una buena alimentación que también esté alineada con ese objetivo antiinflamatorio", explica.
En este sentido, una alimentación antiinflamatoria consiste básicamente en seguir una dieta mediterránea con abundancia de alimentos vegetales, especias y menos sal, y alimentos antiinflamatorios como los de origen vegetal, pescado azul o aceite de oliva virgen extra. "Una dieta antiinflamatoria ha demostrado que puede modular el dolor crónico, la inflamación y el estrés oxidativo", afirma Arranz.
Contra la inflamación
Una de las sustancias más estudiadas por los beneficios que se le atribuyen es una especie llamada cúrcuma. A un compuesto activo de esta planta, llamado curcumina, se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, incluso también potenciales anticancerígenos como explica en este artículo, haciendo referencia a una revisión sobre el tema. Sin embargo, esta sustancia necesita ser consumida en dosis adecuadas y preferiblemente junto a otras como el aceite, que mejora su absorción, o la pimienta, para favorecer su forma activa en el organismo.
Además de la cúrcuma, añade Arranz, "otras sustancias que pueden estar presentes en las especias, como el jengibre o en algunos vegetales, como los curcuminoides, la hesperidina, la naringenina o la vitexina, sí tienen actividad antiinflamatoria". Sin embargo, insiste en que lo que ahora sabemos es insuficiente para tener una expectativa alta sobre sus efectos, aunque sí es suficiente para incluirlos en la alimentación.
Por otro lado, otra sustancia conocida a la que en este caso se le atribuyen propiedades analgésicas es la capsaicina, presente por ejemplo en algunos tipos de guindillas. "Ésta se utiliza sobre todo a nivel tópico (como crema) pero con dosis siempre limitadas, pues también es irritante de las mucosas. De todos modos, aunque hay estudios sobre sus beneficios, todavía no hay suficiente evidencia para recomendar su uso o para establecer dosis adecuadas. Por lo que es muy interesante seguir investigando sobre su potencial", explica Arranz.
Así, en la actualidad, a nivel dieta y alimentación lo que podemos afirmar, más bien recomendar, es "incluir las especias o condimentos picantes (como la pimienta en todas sus variedades, el jengibre o el curry) en nuestra alimentación", sostiene Arranz. Y si puede ser "en platos que incluyan también algo de grasa saludable como el aceite de oliva virgen extra, que potencia su absorción y también su beneficio. Por tanto, la clave sería seguir una buena dieta mediterránea condimentada con un toque picante, siempre y cuando nos guste", sostiene.
Además, no haría falta tomar picante todos los días. Esto es, "es interesante tomar algo de especias o condimentos picantes habitualmente, pero no hace falta que sea a diario. Los beneficios están todavía por demostrar y consolidar y con la ingesta a través de la alimentación el efecto es limitado. Además, no somos una población que esté acostumbrada en su historia evolutiva al picante, por tanto, tampoco podemos abusar pues nuestra capacidad de tolerarlo bien no es la misma que las poblaciones que están acostumbradas a ello", concluye.