El microondas ya forma parte del grupo de electrodomésticos básico de todo hogar. Sin embargo, en España no fueron muy comunes hasta la década de 1990. Ahora que han pasado 30 años nos hemos acostumbrado completamente a él: lo utilizamos para hacer palomitas antes de ver una película o para calentar comida casera cuando tenemos que pasar el día entero en el trabajo o en la universidad. De todas formas, todavía no hemos descubierto todos los secretos de este aparato.
Según los expertos, el principal error que cometemos con el microondas es calentar demasiado los alimentos que metemos en él. Esto se debe a que, o bien elegimos una intensidad demasiado alta, o bien dejamos el alimento en cuestión demasiado tiempo dentro. De hecho, en este artículo de La Vanguardia, se explica que el mayor riesgo al que se exponen los usuarios del microondas es a sufrir quemaduras derivadas de este mal uso del electrodoméstico.
Otro de nuestros errores frecuentes es calentar agua en el microondas. Aunque muchos de nosotros lo hayamos hecho en muchas ocasiones, nos exponemos a un riesgo: que el contenido de nuestro vaso explote. Por eso, lo mejor es que cuando vayamos a preparar una infusión calentemos el agua necesaria en un cazo con la vitrocerámica o utilicemos otros electrodomésticos específicamente pensados para calentar el líquido elemento.
Pero, ¿por qué podría estallar nuestro recipiente en el microondas? Porque cuando un líquido se calienta a través de la radiación de este electrodoméstico por encima de su punto de ebullición —100 ºC en el caso del agua— es posible que no se produzcan las típicas burbujas de este proceso y la mínima perturbación lo haga explotar repentinamente. El principal riesgo que presenta este potencial accidente es que el líquido ardiente nos salpique y nos provoque serias quemaduras. En este vídeo puede observarse como el agua estalla violentamente cuando se le añade un ingrediente:
Los contenedores idóneos
Este suceso, según explican en el periódico catalán, tiende a ocurrir con más frecuencia en vasos de vidrio y tazas de cerámica comprados recientemente. Presentan menos imperfecciones donde las burbujas de la ebullición puedan colocarse y, en consecuencia, no se produce el fenómeno. Al introducir un elemento en este agua después de sacarlo del microondas, como una cuchara, las burbujas se adhieren a sus recovecos y se produce la temida explosión.
Este fenómeno no se da cuando el agua se calienta en un cazo, ya que la temperatura se eleva a través de la convección, un mecanismo térmico diferente, y que permite la aparición de burbujas que ascienden desde el fondo. El microondas, sin embargo, emite unas ondas menos potente que los infrarrojos, pero más que las de radio. Según recoge El Confidencial, tienen la peculiaridad de que "oscilan con una frecuencia idéntica que las moléculas de agua y que algunas partículas de grasa", se transfieren al alimento y, de esta manera, se calienta.
Este último diario recoge otros riesgos de calentar agua en el microondas hasta hacerla hervir. El primero de ellos es que, si no utilizamos recipientes aptos para el microondas pueden romperse debido al cambio de temperatura que se produce cuando abrimos la puerta del aparato. El segundo es que, por acción del vapor de agua que se desprende de su calentamiento, el contenedor acabe roto. La consecuencia puede ser una quemadura severa.
De todas formas, la erupción de agua por calentarla en el microondas puede evitarse, según explica La Vanguardia. Bastaría con añadir algún ingrediente al líquido como puede ser el azúcar o el café soluble. También podemos utilizar recipientes antiguos y que tengan superficies menos uniformes por el desgaste. De esta manera, las burbujas aparecerán y se colocarán sobre arañazos e impurezas. Este fenómeno se produce de manera poco frecuente, pero, aún así, es importante ser conscientes.