Si hay una alimento versátil, completo, saciante y que, al menos en España, sirve para todo o casi todo en la cocina, ésa es la patata. Se pueden preparar y cocinar de mil formas posibles: fritas, cocidas, al vapor… y acompañadas de todos los alimentos que nos alcance la imaginación. Sin embargo, ¡ojo! porque es importante que la patata (o las patatas) se preparen de forma saludable, para cuidar nuestra salud, para no engordar y para no hacer de ellas un plato calórico y de poco interés nutricional.
La patata puede estar presente en nuestra dieta todos los días, incluso también si estamos intentando perder peso. Es decir, una dieta sana puede contener patatas a diario. Como explicó EL ESPAÑOL en este artículo la patata es uno de los alimentos más saciantes que existen y el aporte calórico dependerá de cómo preparemos este alimento. En contra de lo que podamos pensar, "la patata hervida es hasta siete veces más saciante que consumir las mismas calorías en forma de cruasán o de pastel".
¿Patata todos los días?
"La patata puede ser incluida hasta diariamente en nuestra alimentación", afirma a este periódico Elena Toledano, dietista-nutricionista de Instituto Centta de Madrid. La patata es un tubérculo, no es una verdura ni una hortaliza. "Es muy interesante a nivel nutricional porque nos aporta hidratos de carbono complejos, vitaminas y minerales esenciales.
Es incluso recomendable consumirlas con la piel para aprovechar toda la fibra, pero con un previo lavado", aconseja. Es recomendable cocinarlas con piel: al pelarlas, parte de sus nutrientes se pierden en la cocción.
"El modo de cocinado determinará si este alimento puede generar un aumento de grasa a largo plazo. Con esto queremos decir que un alimento, en este caso la patata, no engorda de por sí solo, sino que su forma de cocinado, acompañamiento y frecuencia de consumo pueden ser los que realmente generen cambios", afirma.
Así, las formas de cocinado más recomendable son: al vapor, cocidas, al horno, al microondas… En general, todas, menos fritas y rebozadas. Por otro lado, en cuento a la combinación de alimentos, lo ideal sería siempre —apunta la experta— combinarla con verduras, y acompañarla de fuentes proteicas de calidad como huevos, pescados, mariscos, legumbres y carnes (preferentemente blancas).
"No deberíamos mezclarlas con salsas industriales, rebozados, fritos, rellenos o embutidos cárnicos", sostiene Toledano. Porque esto es lo que hace que el plato (no la patata en sí) se convierta en un sin fin de calorías para nuestro cuerpo. "La patata no es un alimento que provoque un aumento de grasa de por sí, incluso todo lo contrario, es recomendable para perder peso por su saciedad, fibra y por el agua que aporta", asegura. Por tanto, en las dietas de adelgazamiento se recomienda también incluirla, sobre todo por su saciedad.
Para condimentar, podemos elegir cualquiera de las especias existentes y aceite de oliva virgen extra. La sal, siempre ha de ser de consumo moderado, por ello siempre mejor, optar por las especias.
Menos patatas fritas
En cuanto a su consumo y cantidad, las recomendaciones varían según la persona. Pero, "para la población, en general, su consumo puede ser diario sin ningún problema, siempre y cuando no desplace el consumo de otros alimentos cuyo papel es más importante, como el de las frutas y las verduras. También esto puede modificarse en función de la actividad física, el ejercicio, gustos, patologías, preferencias y estilo de vida en general", afirma Toledano.
De este modo, "podemos tomar patata todos los días como acompañamiento", insiste. Es decir, como guarnición. Por ejemplo, "si tomamos unas patatas al horno con verdura y salmón, aliñadas con especias al gusto, lo más importante es que la verdura escogida conforme, al menos, un 50% de nuestro plato, siendo un 25% para el salmón y otro 25% para la patata". No obstante, si estamos en un proceso de adelgazamiento, sería mejor evaluarlo con un dietista-nutricionista.
Por último, y en cuanto a las patatas fritas es importante que su consumo sea ocasional y además siempre es más recomendable hacerlas nosotros en casa. "Siempre que podamos escoger, lo ideal sería freírlas con aceite de oliva virgen y evitar al máximo utilizar aceite sobrantes de otras frituras o aceites refinados de girasol o de palma, aunque en general deberíamos dejar el hábito de reutilizar el aceite para freír", concluye Toledano.