La crononutrición, la ciencia que estudia cuándo y a qué horas del día deberíamos comer para obtener beneficios saludables, cobra en los últimos años cada vez más protagonismo. Según dicha disciplina, la hora a la cual se consume alimento sí importa, no solo a nivel de ganancia de peso o almacenaje de grasa, sino también como forma de regulación del metabolismo en general al potenciar las funciones de las diferentes hormonas segregadas por el organismo humano.
Sin embargo, no todos los estudios sugieren lo mismo. Ese sería el caso de la nueva investigación preliminar llevada a cabo por Nisa M. Maruthur, profesora de medicina, epidemiología y enfermería en la Universidad Johns Hopkins, y sus colegas. Según sus datos, presentados en las Sesiones Científicas 2020 de la American Heart Association de forma virtual, restringir las comidas a un horario determinado no afectaría a la pérdida de peso.
En el caso del nuevo estudio, Maruthur y sus colegas no hablan de nutrición como tal, sino que se centran en la ganancia o pérdida de peso según el momento que se consumen más calorías a lo largo del día.
Como recuerda Maruthur, en la mayoría de las anteriores investigaciones no se han controlado las calorías totales, por lo que no está claro si las personas que comen antes simplemente comen menos calorías sin más. En su trabajo tan solo cambiaron la hora del día a la cual se consumían dichas calorías, pero siempre con un consumo calórico similar y controlado.
En este caso, los investigadores siguieron a 41 adultos con sobrepeso a lo largo de 12 semanas. La mayoría (90%) eran mujeres de raza negra con prediabetes o diabetes con una edad promedio de 59 años.
De entre ellas, 21 de las participantes siguieron un patrón alimentario restringido, limitando sus comidas a horas específicas del día y consumiendo el 80% de las calorías antes de las 13:00h. Por su parte, las otras 20 participantes comieron en su horario habitual durante un periodo de 12 horas, consumiendo la mitad de las calorías tras las 17:00h de la tarde, durante 12 semanas completas.
En ambos casos, todas las participantes consumieron exactamente las mismas calorías mediante comidas saludables preparadas previamente por parte de los organizadores del estudio. Y en todos los casos se midió el peso y la presión arterial al inicio del estudio, y tras el paso de 4 semanas, 8 semanas y 12 semanas. Según sus resultados, en ambos grupos hubo pérdida de peso y reducción de la presión arterial, independientemente de la hora a la cual consumiesen los alimentos.
Los mismos investigadores indican que inicialmente pensaban que el grupo con restricción de horario sería el que perdería más peso; sin embargo, no fue así. De hecho, no hubo ninguna diferencia significativa en la pérdida de peso, independientemente de la hora a la cual consumiesen la mayoría de las calorías. Ni tampoco hubo diferencias en la presión arterial.
Dado que esto es un trabajo preliminar, los investigadores siguen recopilando información detallada sobre la presión arterial registrada durante 24 horas, y también tienen la intención de obtener datos sobre los efectos de la restricción calórica horaria en otros parámetros como el azúcar sanguíneo, los niveles de insulina y otras hormonas, con el objetivo de comprender mejor cómo afectan los horarios restringidos de comidas al organismo humano, más allá de la pérdida de peso.