Estas son las nuevas pero desfasadas recomendaciones dietéticas de España
Tras años sin actualizarse, la Asociación Española de de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha revisado recientemente las pauta alimenticias para la población española.
30 noviembre, 2020 02:38Noticias relacionadas
Tras más de diez años sin realizarse una actualización en España, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha revisado y actualizado las recomendaciones dietéticas para la población española. Sin embargo, no se le ha dado demasiado bombo al asunto. Es más, incluso dentro de la web de la AESAN es complicado llegar al documento redactado por el comité científico encargado de la actualización.
En realidad, el informe se elaboró en junio de 2020, pero su disponibilidad data de finales de septiembre. Además, tampoco es una gran actualización: gran parte del documento se basa en guías dietéticas de otros países, sin una clara evidencia científica en algunas recomendaciones y persiste algún que otro desfase nutricional desmentido hace años.
Por un lado, están las recomendaciones alimentarias generalistas, que la AESAN comparte con la OMS y gran parte de los países en los cuales se ha pasado este nuevo documento (Estados Unidos, China, Francia, Portugal, Noruega o Finlandia, entre otros).
Un ejemplo es la recomendación de la lactancia materna, la necesidad de mantener un equilibrio entre consumo y gasto calórico o el límite de consumo de las grasas, que la AESAN sigue fijando en un 30%, sin motivo científico aparente. Además, sigue recomendándose que el azúcar libre no supere el 10% de la ingesta calórica total diaria e incluso que sea menor al 5%; además de mantener el consumo de sal a raya, por debajo de los 5 gramos de sal de mesa diarios (o 2 gramos de sodio diarios en total).
De nuevo, se aconseja el predominio de los alimentos de origen vegetal y un consumo moderado de los alimentos de origen animal, priorizando productos de temporada y proximidad y evitando el desperdicio alimentario.
Recomendaciones específicas
Para llevar a cabo las recomendaciones específicas, el comité científico no se ha basado en las condiciones particulares de nuestro país, sino que se han basado en las recomendaciones de guías oficiales de otros países.
Por tanto, la guía actual es una amalgama de recomendaciones, más que un documento particular centrado en España como tal. De hecho, ni siquiera han usado las guías más recientes, siendo la última de estos países de 2014 o 2016 en su mayoría. Canadá, por ejemplo, actualizó sus guías el pasado año 2019. En definitiva, se han basado en guías ajenas, en lugar de llevar a cabo una revisión de estudios con la mejor y más reciente evidencia científica disponible. Y eso, en algunos puntos de la guía, se nota.
Un claro ejemplo de la falta de evidencia sería el límite de consumo de grasas, cuyo máximo es del 30% en las guías españolas, en concordancia a las recomendaciones de la OMS (que, una vez más, está poco actualizada). La evidencia actual incluso aconseja aumentar dicho límite al 40% de las calorías diarias, siendo una recomendación ya habitual en las guías de los países nórdicos, también en el ensayo español Predimed, donde el grupo que consumía alrededor de un 40% de calorías basadas en grasa obtenía más beneficios para la salud.
Por otro lado, la AESAN aconseja consumir entre 5 y 9 raciones de frutas y hortalizas, priorizando las frutas en este caso, aconsejando hasta 5 porciones exclusivamente de fruta y con la opción de sustituir una pieza de fruta por zumo de fruta. De nuevo, la evidencia va en contra de la recomendación: superar las 5 porciones de fruta y verdura, en total, no parece aumentar los beneficios para la salud.
Así mismo, no es lo mismo una ración de hortalizas o verduras que de frutas, siendo las primeras menos densas calóricamente y libres de azúcar. Además, por mucho que lo diga la AESAN, un zumo de frutas no puede sustituir en ningún caso a una pieza de fruta entera. De hecho, incluso se contradice a las guías norteamericanas, las cuales priorizan hortalizas sobre frutas.
Cereales y lácteos
Sobre el consumo de cereales: se aconseja entre 4 y 6 raciones diarias, el equivalente a unos 600 granos de cereales, y "preferiblemente integrales". No se aconseja el consumo de granos integrales de forma directa, sino solo "preferiblemente", un término que puede dar lugar a errores de concepto, dejando "permiso" para consumir granos procesados, pero sustituibles ("si es posible") por granos integrales. Sin embargo, la evidencia científica no indica eso: se aconseja no sobrepasar los 200 gramos de granos al día, y sí se aconseja que siempre sean granos integrales, y no solo "preferiblemente".
En cuanto al consumo de frutos secos y lácteos, hay algunas lagunas. Por un lado, se aconseja el consumo de frutos secos "varias veces a la semana", mientras que muchos estudios aconsejan un consumo diario (sin caer en los excesos).
Por otro lado, se aconseja tomar entre 2 y 4 raciones de lácteos al día. En este caso, si bien es cierto que los lácteos han demostrado ser beneficiosos y que ayudan en las necesidades de calcio de la población, la realidad es que no es necesario llegar a tal cantidad; existen muchísimas opciones alimentarias que cumplirían con las necesidades nutricionales que antiguamente recaían en el consumo de lácteos en nuestro país. Algunos estudios indican que dos raciones al día son suficientes, y que no sería conveniente sobrepasar las tres.
Pescado y huevos
Finalmente, está el consumo de pescado y huevos. La AESAN aconseja consumir al menos 2 raciones de pescado semanal, y que al menos una de ellas (o las dos) sea de pescado azul. Esta sí es una recomendación razonable, aunque contradice a la misma AESAN, que hace apenas un año difundió un folleto recomendando 3-4 raciones de pescado semanales, como comentamos en 'EL ESPAÑOL'.
Respecto al huevo, aconseja consumir entre 2 y 4 huevos a la semana, una recomendación que actualmente sigue siendo polémica: algunos estudios indican que consumir un huevo al día es saludable, mientras que otros han relacionado dicho consumo con mayor riesgo de diabetes tipo 2.
Aunque hay muchos otros puntos que matizar en las nuevas recomendaciones, los citados anteriormente posiblemente son los más llamativos dada la falta de evidencia al respecto, e incluso el desfase o las contradicciones respecto a otras guías respetables. Y, probablemente, hasta dentro de al menos diez años más, no veremos ninguna otra actualización al respecto.