Con limitaciones a las reuniones o sin ellas, los langostinos son una comida íntimamente ligada a la celebración de las Navidades en España. Como era de esperar, y tal y como confirmaba la Organización de Consumidores y Usuarios el año pasado, es uno de los alimentos que más dispara su precio en diciembre. Ahora, la OCU repasa la idoneidad nutricional de la alternativa más económica al producto fresco: los langostinos cocidos y congelados.
La OCU aprecia aspectos positivos en toda la gama de marcas analizadas. Uno de ellos es la ausencia de metales pesados que provocan riesgo de intoxicación, como el temido cadmio de las cabezas de las gambas. Por otro lado, no se detectan restos de antiobióticos pese a tratarse de langostinos de acuicultura; tampoco muestran restos de contaminación por microorganismos, ni se han sometido a glaseado -el recubrimiento con hielo que observamos en las gambas.
Esto no significa que los langostinos sean inocuos. Por un lado, pese a ser altos en proteína y bajos en hidratos y grasas, suponen un riesgo para los niveles de ácido úrico en sangre o hiperuricemia. Además, según alerta la OCU, incluso los mejores de la lista contienen una elevada cantidad de sal debido al proceso de cocción industrial.