Si bien la Dieta Mediterránea copa el podium de las mejores dietas del mundo junto a la dieta DASH, al menos según el ranking elaborado por la Universidad de Harvard, aún puede mejorarse. Esta dieta, como bien es sabido, se basa predominantemente en alimentos de origen vegetal, poca carne y pescado, y aceite de oliva como principal fuente de grasa saludable. Pero, como todo en esta vida, es mejorable.
Al menos eso sugiere un nuevo trabajo publicado en la revista Heart, cuyos responsables indican que aumentar la cantidad de alimentos de origen vegetal, reduciendo la carne roja y carne de aves, aumentaría los beneficios a nivel cardiovascular y metabólico.
Se sabe que la dieta Mediterránea y su riqueza en alimentos de origen vegetal se relaciona con un menor riesgo de enfermedad cardio y cerebrovascular, y también de diabetes. De hecho, es la base de la mayoría de las pautas dietéticas actuales cuyo objetivo es precisamente evitar cualquier tipo de enfermedad coronaria.
Los beneficios, esencialmente, provendrían de la ingesta de polifenoles, grasas saludables, fibra, y una menor ingesta de proteínas de origen animal a cambio de proteínas de origen vegetal.
En este caso, los investigadores quisieron analizar si una versión más ecológica o "más verde" de esta dieta, es decir, más rica en alimentos verdes y con un menor consumo de alimentos como carne roja, sería beneficiosa. Más si cabe que la versión típica de la dieta Mediterránea.
Así pues, asignaron al azar a 294 personas sedentarias con un IMC de 31 (obesidad moderada) y una edad promedio de 51 años en tres grupos diferentes:
- El primer grupo recibió orientación sobre como aumentar el nivel de actividad física y pautas básicas para lograr una dieta saludable.
- El segundo grupo recibió la misma orientación sobre actividad física, y consejos sobre cómo seguir una dieta Mediterránea tradicional restringida en calorías (entre 1.500 y 1.800 kcal diarias para hombres, y entre 1.200-1.400 kcal diarias para mujeres). Se trataba de una dieta baja en hidratos simples, rica en vegetales, y con proteína animal procedente de aves y pescado, evitando la carne roja. Además, se incluía una media de 28 gramos diarios de frutos secos.
- El tercer grupo recibió orientación sobre actividad física, pero también sobre cómo seguir una "dieta verde-Mediterránea". En este caso se incluían también los 28 gramos diarios de frutos secos, evitando el consumo de carne roja o procesada, y aumentando las cantitades de alimentos vegetales. Se incluían, así mismo, 3-4 tazas diarias de té verde y 100 gramos diarios de cubos congelados de Wolffia globosa, un tipo de alga rica en proteínas vegetales. Esta última se tomaba como batido con el objetivo de servir de sustituto parcial de la proteína vegetal.
Tras seis meses, se evaluaron los efectos de cada una de estas dietas sobre la pérdida de peso y los factores de riesgo cardiovascular.
Según los hallazgos del estudio, los que siguieron ambos tipos de dieta Mediterránea fueron los que perdieron más peso en general: el grupo de la dieta verde-Mediterránea perdio 6,2 kg de media, el grupo de la dieta Mediterránea perdió 5,4 kg de media, y el primer grupo de la dieta saludable estándar apenas 1,5 kg de media.
Por su parte, la circunferencia abdominal se redujo hasta 8,6 cm en el 'grupo verde'. En los grupos de dieta Mediterránea estándar y dieta saludable este parámetro se redujo 6,8 cm y 4,3 cm, respectivamente.
Y, en general, todos los factores de riesgo cardiovascular mejoraron más en la dieta verde-Mediterránea: reducción de un 4% de colesterol LDL (respecto al 1% de la dieta Mediterránea estándar), menores niveles de presión arterial, menores niveles de insulina, menores niveles de parámetros inflamatorios, y una mayor proporción colesterol HDL o "bueno" respecto al colesterol LDL o "malo".
Así pues, el resultafo final fue una caída de casi el doble de puntuaje de riesgo en la escala Framingham a 10 años en los individuos de dieta verde-Mediterránea, un cálculo usado para calcular la probabilidad de sufrir un evento cardiovascular durante la próxima década.
Aún así, los investigadores son cautos y reconocen sus limitaciones: solo participaron 35 mujeres de entre los 274 individuos analizados, y no se pudo clarificar qué factores específicos de la dieta verde-Mediterránea eran los responsables de las mejoras observadas
. Aún así, sugieren que una restricción adicional en la ingesta de carne, a cambio de aumentar proteínas de origen vegetal, puede beneficiar el estado cardiometabólico en general, incluso más que en una dieta Mediterránea estándar.