Si queremos salir airosos de una buena comida o cena pre-navideña (este año mejor hacerlo con muy pocas personas y con una buena ventilación en casa, si no queremos lamentarnos después) seguramente de primero hagamos un buen caldo casero. De esos que templan el estómago y el frío.
En España, tenemos además una gran variedad de recetas que hacen aún más y grande y variada nuestra gastronomía popular. Y para gustos los colores: caldo gallego, cocido madrileño, sopa castellana, sopa de ajos… o un típico y tradicional consomé.
Un buen caldo no sólo es sinónimo de triunfo sino también y más importante, de salud. Además son la base para preparar muchos primeros platos como sopas y consomés o también para segundos platos como carnes, pescados o arroces.
Hay alimentos que ayudan a combatir el frío, como se indica en este informe del grupo Quirónsalud, en el que se destaca también que nuestro organismo necesita mantener siempre una temperatura corporal adecuada.
En este caso, con la llegada del frío, es importante que nuestro cuerpo genere más calor interno "para mantener la temperatura corporal, ya que con el frío exterior el calor tiende a disiparse hacia fuera".
Por ello, es por lo que en esta época del año, nos apetece tomar más alimentos y productos calientes. Y dentro de todos estos alimentos, "los caldos tipo consomé, y las sopas y cremas de verduras son de los platos menos calóricos que podemos encontrar", tal y como muestra dicho documento. Y en esto, hay además gran cantidad de recetas.
Sobre todo para cenar
"La base de los caldos siempre debe ser el agua, por lo que siempre suelen ser bajos en grasa, salvo que se usen embutidos o carnes de gallina o pollo con piel", explica a EL ESPAÑOL Erika Maestro, dietista-nutricionista, especializada en salud intestinal, alergias e intolerancias.
Además de ser bajos en grasas, "son muy nutritivos por el contenido en vitaminas y minerales que tienen las carnes, los huesos y las verduras que se usan para su elaboración".
No olvidemos además que "los caldos son la base de cualquier otras sopa más completa que queramos hacer (sopa de ajo, sopa de verdura juliana, consomé con huevo, sopas estilo asiático, etc...), por lo que una sopa completa para cenar es un excelente plato único y bajo en calorías para el invierno", sostiene la experta.
Igualmente, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria recomienda también, dentro de sus guías nutricionales, consumir caldos o sopas, sobre todo para cenar: "aunque es bueno consumirlo a cualquier hora del día, lo mejor es hacerlo en las cenas, por ser un alimento de fácil digestión que ayuda a conciliar el sueño".
Incluye muchas verduras
Cuanta más, mejor. Un buen caldo debe tener sobre todo agua y muchas verduras para que el aporte en vitaminas y minerales sea alto. Y el resto de ingredientes que queramos echarle después, mejor que estén sólo en una pequeña proporción o bien incluso consumirse aparte, como suele ser el caso del cocido, donde primero tomamos la sopa y luego el resto de ingredientes como segundo plato: garbanzos, patatas, zanahorias y las carnes típicas del cocido.
Las verduras son esenciales en nuestra dieta y debemos tomar al menos dos raciones diarias, una de ellas a ser posible en crudo. Por lo que incluir verduras y hortalizas en nuestros caldos y sopas es una opción más que perfecta para llegar a la cantidad recomendada que debemos tomar al día.
El que un caldo tenga más o menos grasa depende de la receta y del tipo de carne que usemos para elaborarlo, de la pieza concreta que le echemos y de cómo la manipulemos, es decir si le retiramos o no la piel. Si queremos que tenga poca grasa, mejor retiremos la piel de la carne.
Aún así, existen muchos trucos para desengrasar después nuestro caldo y que quede así un caldo o una sopa baja en grasas, como por ejemplo, desespumar el caldo durante la cocción o desgrasarlo después una vez frío.
No obstante y según apunta Maestro, "en ocasiones la grasa no es mala, sino que puede ser hasta interesante. Por lo que, si ya hemos quitado las pieles de las carnes, como por ejemplo la piel del pollo, podríamos desgrasar sólo aquellos caldos elaborados con embutidos".
Por último, los caldos y sopas también son una gran opción para hidratarnos (no olvidemos la importancia de una buena hidratación para el correcto funcionamiento del organismo). De este modo, la Fundación Dieta Mediterránea sostiene que se debe garantizar un aporte diario de entre 1,5 y 2 litros de agua, pero el aporte de líquido -además del agua- "puede venir de otras bebidas saludables como son las infusiones y los caldos bajos en grasas y sal".