El año que comienza es una perfecta oportunidad para mejorar los hábitos de alimentación, especialmente después de un 2020 que ha causado estragos en las pautas nutricionales y de ejercicio físico. Esto ha agravado las carencias de alimentos saludables que se han podido observar en la dieta de los españoles en los últimos años. Sin embargo, como recoge una revisión publicada en la revista Nutrients, no todos en España se ven afectados de la misma manera.
Según recuerdan los investigadores de la Universidad y el Hospital Universitario de Alicante, el CIBER de Epidemiología y Salud Pública de Madrid y la Universidad de Perth en Australia, los hábitos de vida son importantes indicadores del nivel de salud general. Son factores determinantes para el desarrollo de muchas enfermedades prevalentes a nivel mundial, como la obesidad, la hipertensión, la diabetes y algunos tipos de cáncer.
En lo que a dietas se refiere, las de mala calidad se caracterizan por un bajo consumo de frutas y vegetales, según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece en 1,7 los millones de vidas que podrían salvarse cada año en el mundo si estos alimentos llegasen a todo el mundo. La regla es conocida: se recomiendan 400 gramos, o cinco piezas de fruta y verdura, al día. Sin embargo, cualquiera puede dar fe de que cumplir ese propósito no es tarea sencilla.
Nuestra ocupación profesional, que determina qué, cuándo y en qué condiciones podemos comer, será un factor que facilite o dificulte este objetivo. No se trata solo de la situación socioeconómica, que tiende a correlacionar los mayores ingresos con una mayor calidad de la dieta: los cambios de turnos y las jornadas intensivas que se dan en determinados sectores conllevan disrupciones alimentarias, como saltarse la comida o tomar procesados al vuelo porque no se dispone de tiempo para comprar y preparar productos frescos.
El estudio se marcó como meta examinar las diferencias en el consumo diario de frutas y verduras entre la población activa en base a la Encuesta Nacional de Salud elaborada por el Ministerio de Sanidad de España y el Instituto Nacional de Estadística (INE). En total, se recopilaron los datos de 10.700 adultos españoles entre 18 y los 65 que se encontraban trabajando en el momento del estudio, realizado antes de que se declarase la pandemia por Covid-19.
A la hora de preguntar por el consumo de frutas y verduras, se incluyeron los productos frescos, los congelados, en conserva o secos, pero se excluyeron los zumos y las patatas ya que contienen elementos insanos para la dieta que introducirían confusión en los resultados. Otros hábitos de vida evaluados fueron el consumo de alcohol, el tabaquismo o la práctica de deporte. En cuanto a los aspectos laborales, no solo se categorizaron por sectores sino por tipos de contratos, los horarios, el nivel percibido de estrés o la calificación requerida.
Tras ajustar los datos, se llego al siguiente desglose de resultados. De todos los trabajadores, independientemente del sector, los que menos consumieron fruta fueron aquellos con horario nocturno o con turnos rotatorios, y los que menos vegetales tomaron eran aquellos con un contrato temporal. El principal problema para estos empleados, señalan, está en no disponer de un comedor en el que les puedan servir platos elaborados, especialmente con verdura, y no tener tiempo para cocinar. Eso les llevaría a recurrir a comida envasada y máquinas expendedoras.
Por profesiones, los ingenieros, los científicos, los trabajadores de Sanidad y los profesores lideraban tanto el consumo de fruta como de verdura. Los que menos fruta tomaban eran los militares -entre los que se da una notable incidencia de sobrepeso influido por las bebidas azucaradas, señalan- y los trabajadores no cualificados del sector servicios.
La menor proporción de verdura en la dieta se daba en los trabajadores cualificados de la construcción. Demográficamente, los sectores con mayor prevalencia de hombres y de jóvenes tendían a tener los peores hábitos nutricionales, y son para los que recomiendan una intervención urgente.