Los montaditos de paté eran uno los bocados más comunes al finalizar las clases en los años de escuela. Pero, ¿realmente son saludable? No hay que confundir este producto con el foie gras, más refinado, elaborado con el hígado de la oca. No, nada que ver con el que ahora nos compete, fabricado a base de hígado de cerdo. O sea, una carne procesada de manual de esas que se recomienda tomar muy de vez en cuando.
"El paté ocupa un escalafón inferior, ya que la calidad de la materia prima deja bastante que desear", explicó a EL ESPAÑOL Mario Sánchez, tecnólogo alimentario y divulgador científico en el blog Sefifood. "Al fin y al cabo, las partes utilizadas para elaborar los patés son descartes de carne y de hígado, un órgano que posee una gran cantidad de grasa, en este caso, no demasiado saludable".
Estas latas de paté, que varían en función de la marca, suelen llevar un 25% de carne de este órgano y el resto otras partes del cerdo, harina, azúcares, especias y aditivos. No hay duda de que lo ideal habría sido sustituir este bocadillo por una fruta, un puñado de frutos secos o un yogur.