El queso viejo tostado que comercializa Mercadona, fabricado por Entrepinares, es uno de los productos más exitosos del supermercado. Y lo es no sólo por el boca-oreja de los clientes, que lo veneran desde hace algún tiempo, sino también porque hace un par de años fue reconocido como uno de los mejores quesos del mundo en el World Cheese Awards, uno de los concursos internacionales más importantes a nivel internacional, en el que participaron alrededor de 3.500 variedades de más de 40 países distintos.
Lo cierto es que desde que los medios de comunicación se hicieran eco de la noticia, comprar una cuña del queso viejo tostado en Mercadona es una misión prácticamente imposible y en muchas ocasiones la cadena de supermercados dirigida por Juan Roig es incapaz de reponer el producto. El principal motivo tiene que ver con el éxito de este queso y la enorme demanda de los clientes. Sin embargo, también hay otra variable que influye en todo este fenómeno y que obedece a las características propias del producto.
Según ha explicado la compañía en distintas ocasiones a través de sus redes sociales, para alcanzar la excelencia este queso debe pasar un periodo mínimo de maduración antes de llegar al supermercado. "Este queso es un producto que tiene 10 meses de curación, por lo que no podemos disponer de género de manera inmediata, ya que tenemos que cumplir con los meses que necesita el producto", respondía Mercadona hace unos días a un usuario que preguntaba si habían retirado el producto ante la imposibilidad de encontrarlo en los supermercados. "Estamos sirviendo todo el género del que disponemos para evitar, en la medida de lo posible, la falta del producto en las tiendas online", añadía.
Pero, ¿cuáles son las características del queso viejo tostado de Mercadona? ¿En qué se diferencia de los demás? Como todo el mundo sabe, tanto el animal del que se obtiene la leche como el tiempo de curación son dos aspectos fundamentales que determinan de forma muy importante el tipo de queso que resultará del proceso de fabricación.
En el caso del queso de Mercadona, se trata de un producto que se elabora con la mezcla de tres leches distintas: vaca, oveja y cabra. Dentro de los distintos tipos de maduración que existen (tierno, semicurado, curado y viejo), es esta última la que requiere de un mayor tiempo. Así, mientras que la maduración de un queso tierno se prolonga no más de 30 días, la de un queso semicurado oscila entre uno y tres meses, y la de un curado va de los tres a los seis meses, un queso viejo ha de pasar un mínimo de entre seis y nueve meses para poder ser denominado como tal.
"El Tostado Viejo de Entrepinares nace con el objetivo de satisfacer a los consumidores de quesos firmes e intensos", reconoce la propia compañía Entrepinares en su página web. "Se trata de un queso con tonalidades anaranjadas, aromas torrefactos y afrutados, de alta maduración", añade. Así, el tiempo de maduración de este queso, junto con la mezcla de las distintas leches que se utilizan en su elaboración, influye de forma determinante en su sabor, mucho más intenso que el de un queso tierno o semicurado, ya que su contenido en agua es mucho más bajo, lo que hace que sea también bastante más duro.
El hecho de que un queso pase más tiempo madurándose también hace que su contenido en grasas sea más elevado. Así, mientras que un queso de Burgos contiene apenas un 11% de grasas y hasta un 70% de agua, un queso curado como el manchego, por ejemplo, contiene hasta un 36% de grasas, por lo que su contenido calórico es mucho más elevado. En el caso del queso viejo tostado, se trata de un producto que aporta 39 gramos de grasas por cada 100 gramos, 26 gramos de proteínas y apenas unos gramos de hidratos de carbono.
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