A la hora de comer queso, si se quiere cuidar la salud y el peso, la recomendación es dar prioridad a los frescos sobre los curados, ya que estos segundos tienen una mayor cantidad de grasa saturada y de sal. También más calorías. No obstante, según señala el Plato para Comer Saludable de la Universidad de Harvard, los lácteos no son alimentos prioritarios de la dieta (como sí lo son las frutas y las verduras) y se recomienda limitar su consumo, sin superar una ración o dos al día. Aún así, los quesos semicurados y curados pueden tener cabida en una dieta sana y equilibrada siempre que su consumo no sea frecuente y se limite la cantidad.
Dicho esto, antes de demonizar a los quesos sería interesante examinar otros lácteos menos saludables, como los yogures azucarados o los batidos, según explica en este vídeo el dietista-nutricionista, Aitor Sánchez. También la frecuencia con la que se consumen alimentos procesados insanos como las patatas fritas, refrescos azucarados o embutidos, que son los alimentos que más se relacionan con el sobrepeso o la obesidad, explicó a este diario Ramón Estruch, investigador principal del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).
No obstante, el queso es un alimento bastante calórico, por lo que entre aquellas personas que busquen perder peso será mejor que dejen de comer curados o semicurados mientras durante el régimen. Pero tampoco hay que privarse del todo. Hay quesos frescos bajos en calorías. A continuación, algunos de los más ligeros disponibles en los supermercados en España.