El yogur tiene una merecida fama de alimento saludable: además de aportar calcio y proteínas, ha sido una de las principales fuentes de probióticos para el hombre desde tiempos inmemoriales. Pero los que encontramos en sus múltiples variedades en los estantes del supermercado tienen muy poco que ver con la receta original.

En unos casos, son derivados de "leche fermentada" que añaden elementos bioactivos cuya eficacia no se corresponde con lo prometido; en otros, como recordaba un estudio en 2019, los apelativos de "bajo en grasa" o "ligero" se acompañan de azúcares añadidospara mejorar la palatabilidad del producto. 

Elegir un yogur saludable, por tanto, exige un ojo entrenado en el descifrado del etiquetado nutricional. La norma establece que debe tratarse de un producto de 'leche coagulada obtenido por la fermentación láctica mediante la acción de Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus'; más allá de leche entera o desnatada, del animal que sea, y de estos dos fermentos lácteos, un yogur natural no debería contener mucho más.

Sin embargo, no todo el mundo logra que su paladar se acostumbre a su gusto y textura, por lo que pueden optar por otra opción saudable, el yogur griego natural. La versión del yogur griego que encontramos en el supermercado -recordemos que el original se elabora con leche de oveja y no de vaca- difiere del yogur natural en la forma en su preparado. 

"El yogur griego tradicional se hace desecando el yogur, retirando parte del agua para obtener una textura más cremosa", explicaba Isabel Pérez, dietista-nutricionista responsable del centro Nutrisalud Dietética, a EL ESPAÑOL. "Aquí conseguimos ese efecto añadiendo nata al proceso de elaboración, lo cual aumenta el aporte de grasa obviamente, pero no es algo negativo", añadía.

Así, 100 gramos del griego natural de Hacendado suponen casi 11 g de grasas, con 6,7 g correspondiendo a saturadas, mientras que encontramos 3 y 2 g respectivamente de estos nutrientes  en el yogur natural de la misma marca. En conversación con este diario, Pérez insistía en que no es "una cantidad excesiva" y tampoco nociva, ya que aporte "vitaminas liposolubles".

Para evitar el dilema de "bajo en grasas, bajo en azúcar o insípido", sin embargo, Mercadona ha atendido las peticiones de sus 'jefes' -es decir, los clientes- y lanza una nueva variedad baja en grasas de su yogur griego que ha sido avistada por los cazadores de novedades de Instagram.

El yogur griego ligero natural de Hacendado que lanza la cadena de supermercados tiene un perfil graso más parecido al del natural convencional: 2 gramos de grasas por 100 g de producto, de las que 1,7 g corresponde a saturadas. A cambio, también tiene algo más de azúcar que el griego natural: 4,7 gramos por 100 g de producto frente a 3,9 g.

Hay que subrayar, sin embargo, que no son azúcares añadidos: se trata de "la cantidad de lactosa naturalmente presente en la leche de partida que se utiliza para hacer el yogur", según explicaba la nutricionista. La Organización Mundial de la Salud marca en 25 g el límite diario recomendado para estos azúcares naturales, por lo que hay margen para realizar un consumo saludable.

Sin embargo, uno de los datos nutricionales más interesantes de este nuevo yogur griego ligero natural, según revela el portal independiente de información Open Food Facts, es el aporte de proteínas: 5,8 gramos por 100 g de producto, superando a las otras dos alternativas. Esto no solo lo convierte en una buena incorporación para una comida principal sino que, como valorábamos en otro 'producto estrella', el yogur griego marca Milbona de Lidl, tendrá un "efecto saciante" que nos ayudará a controlar el peso.

Si se acompaña con fruta cortada -nunca batida o en confitura-, cereales integrales o frutos secos, estamos ante una excelente opción para un desayuno o, por qué no, comida o cena. Entre los numerosos beneficios que obtendremos está la mejora de la microbiota, o salud intestinal, que repercutirá a su vez en la prevención de toda una gama de enfermedades que abarcan desde los problemas metabólicos e inmunitarios a los psicológicos. 

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