Un estudio elaborado en la Universidad de Tarragona vincula la dieta mediterránea con cambios en la bacterias intestinales y señala que mejora el metabolismo de la glucosa y la insulina.
Este ensayo clínico, elaborado por la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona y el Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) de Reus, ha examinado si la dieta mediterránea tiene beneficios sobre la composición y la función de las bacterias intestinales.
Los investigadores han hallado diferencias entre quienes la siguen y quienes no. Los resultados pueden explicar el beneficio de esta dieta en la mejora de los factores de riesgo metabólico y en la reducción de los niveles de glucosa e insulina.
En el estudio, se ha seguido durante dos a meses a 50 adultos con obesidad, sobrepeso y síndrome metabólico que comían de modo poco saludable y se les hizo añadir 50 gramos de frutos secos al día en su dieta habitual.
Luego, durante dos meses más, se les hizo cambiar su dieta por la mediterránea -fruta, verdura, pescado, grano entero y aceite de oliva virgen extra- y, al comparar los resultados, se demostró que la glucosa, la insulina y la resistencia a la insulina habían mejorado.
En concreto, incrementaba la cantidad de Lachnospiraceae NK4A136, un género bacteriano que se relaciona con la mejora metabólica observada sobre todo mediante la regulación del metabolismo de los ácidos biliares.
Así pues, se ha comprobado, por primera vez, que la dieta mediterránea provoca cambios en determinadas bacterias intestinales y esto comporta la mejora del metabolismo de la glucosa y la insulina.
Además, el estudio de intervención, financiado por el Instituto de Salud Carlos III, ha permitido encontrar también diferencias importantes con otras moléculas que se relacionan con una mejora del metabolismo de la glucosa y la insulina. Los cambios en estas moléculas también se relacionaron con modificaciones en la composición de la microbiota intestinal.
Este hecho sugiere que puede tener un papel mediador muy importante entre la dieta y los factores de riesgo cardiometabólico, es decir, la modulación de la microbiota intestinal puede explicar el beneficio de la dieta mediterránea sobre determinados aspectos de salud.
El estudio lo ha liderado Mònica Bulló, investigadora de Bioquímica y Biotecnología de la URV que forma parte también del IISPV y del Ciberobn. Además, han participado el Institut Català de la Salut (ICS), SAGESSA (Grup d'Assistència Sanitària i Social de Reus) y el Donders Institute for Brain, Cognition and Behaviour de los Países Bajos.
Dieta mediterránea y microbiota
Un estudio previo realizado en España y publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition detectó este efecto probiótico en personas que se alimentan según el patrón mediterráneo. No solo contribuía a una microbiota más sana, sino que a través de ella inducía cambios metabólicos que ayudaban a perder peso.
El trabajo se realizó en el marco del estudio "PREDIMED-Plus" en el que un grupo de participantes siguió una dieta mediterránea con restricción energética, actividad física y cambios en la conducta, y otro grupo de participantes siguió una dieta mediterránea sin restricción calórica, sin ninguna pauta de pérdida de peso.
Los resultados del estudio fueron que los participantes que siguieron las recomendaciones de dieta mediterránea y actividad física perdieron más peso (4,2 kilos) que los participantes que siguieron la dieta mediterránea sin restricciones, que perdieron 0,2 kilos.
Los investigadores explicaron que "curiosamente" los dos grupos aumentaron la adherencia a la dieta mediterránea, lo que se observó con algunos cambios consistentes en los géneros microbianos que se han asociado previamente con el consumo de la dieta mediterránea. El aumento de los géneros microbianos "buenos" también se asoció positivamente con la puntuación de la dieta mediterránea en la población general.