Morada, brillante, alargada y firme, la berenjena es una hortaliza que ha ganado fama desde la aparición de los emoji, más por el doble sentido que por su valor nutricional. Aunque es originaria del sudeste asiático y la India, es más conocida gracias a la gastronomía árabe. A pesar de que en un principio no gozó de buena reputación, diversos estudios científicos han logrado demostrar sus múltiples propiedades beneficiosas para el organismo.

Una porción de berenjena puede proporcionar al menos el 5% de las necesidades diarias de fibra, cobre, manganeso, vitamina B-6 y tiamina que requiere una persona. También contiene otras vitaminas y minerales.

Diurética

Aunque todavía estamos en verano, en pocos días comenzará la temporada de recogida de esta hortaliza que dura hasta bien entrada la primavera. Es agua hasta en un 92% de su peso total y tiene un aporte calórico mínimo (35 calorías por cada 100 gramos), por lo que es un alimento que puede ayudar a reducir la retención de líquidos.

Buena para el corazón y la vista

La berenjena es rica en potasio con muy bajo contenido en sodio, que además de favorecer la eliminación de líquidos, reduce la presión arterial, cuidando el corazón y los riñones. También es rica en antioxidantes como ácidos fenólicos, antocianinas, nasunina, luteína y zeaxantina, que además de darle su característica pigmentación, están vinculados con la salud ocular y el mantenimiento de la mácula, cuya degeneración provoca el tipo de ceguera más común. 

Hecho respaldado por una investigación llevada a cabo en la Clínica Universitaria de Oftalmología de Maastricht, Países Bajos, que relaciona estos nutrientes con la reducción de los efectos negativos de la luz azul de las pantallas digitales, en la vista, ya que estos carotenoides maculares son filtros naturales de luz azul de alta energía.

Estos antioxidantes, también impiden la oxidación del colesterol. Algo muy beneficioso para el organismo puesto que los productos de oxidación del colesterol se han relacionado con enfermedades graves como la aterosclerosis, los procesos mutagénicos, y con la apoptosis o muerte celular programada, según desvela los resultados de un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Veracruz, México. Destacando que la patología más común vinculada a la oxidación del colesterol son las enfermedades cardiovasculares.

Controla el colesterol

Esta hortaliza es rica en fibra (2,4 gramos de cada 100 gramos), ayudando así a reducir los niveles de colesterol en sangre. En concreto, un estudio llevado a cabo por dos investigadoras de la Universidad de Costa Rica, demostró que el ácido clorogénico, uno de los antioxidantes que se pueden encontrar en la berenjena, en roedores disminuye los niveles de colesterol malo, reduciendo los niveles de lipoproteínas de baja densidad. De esta forma, protege de enfermedades como la del hígado graso no alcohólico.

Apropiada para diabéticos

Al contener muy pocos hidratos de carbono (6 gramos de cada 100) y mucha fibra, disminuye la velocidad a la que se absorben los azúcares que se ingieren. "Tiene un índice glucémico de sólo 15, por lo que se puede tomar en grandes cantidades. También es saciante y puede mezclarse con proteínas, por la noche o al mediodía, a la plancha o al horno", explica a EL ESPAÑOL, Meryem El Hail, dietista y nutricionista especializada en intolerancias alimenticias.

Además, es recomendable comer berenjena después de una comida copiosa o con mucha grasa, ya que mejora la digestión gracias a fomentar un aumento en la producción de bilis. 

Beneficiosa para el sistema nervioso

La berenjena es rica en magnesio, vitaminas B6 Y B1, vinculadas al mantenimiento del sistema nervioso. Además, la vitamina B6 está indicada para embarazadas porque además de aliviar las náuseas, previene la diabetes gestacional.

Protege el cerebro

La piel de la berenjena contiene una antocianina, la nasunina, con acción antioxidante que además protege las membranas neuronales, pudiendo prevenir distintos trastornos nerviosos, según la Sociedad Española de Nutrición. También se ha vinculado a la lucha contra el cáncer por su capacidad para inhibir la formación de nuevos vasos sanguíneos que nutren tumores.

Precauciones

En el caso de la berenjena, también influye la forma en la que se cocine. Las maneras más saludables y digestivas son comerla entera y asada al horno, a la plancha o en paté. Hay que tener en cuenta también que se oxidan fácilmente, por lo que es importante mantenerlas en el frigorífico hasta el momento de la preparación y usar un cuchillo de acero inoxidable para evitar una reacción química que acelera la oxidación de la hortaliza.

No se recomienda tomar berenjena cruda porque resultaría indigesta y también conviene consumirla cuando esté madura, ya que en las zonas verdes y en su fase menos madura, esta hortaliza contiene solanina que puede provocar migrañas y malestar estomacal.

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