María del Rocío Dawid de Vera, licenciada en Medicina y Cirugía y docente del máster en Nutrición, Obesidad y Técnicas Culinarias de UNIR explica las ventajas del consumo del pescado especialmente en circunstancias como el embarazo. Los pescados grasos, por ejemplo, son fuente de ácidos grasos omega-3 como el DHA, que es un componente estructural clave de las células, sobre todo la membrana de las células que se encuentran en el cerebro.
"De esta forma, una adecuada ingesta de pescado en el embarazo, por ejemplo, contribuye al desarrollo normal del cerebro y de los ojos en el feto. También es principal fuente de minerales y de vitaminas como la vitamina A, la vitamina B12 y el ácido fólico, que son nutrientes que intervienen en la concentración, la memoria y el aprendizaje", detalla la especialista.
Es más, la doctora Dawid de Vera destaca que nos conveniente comer pescado porque es un alimento rico en proteínas, vitaminas y minerales; siendo algunas variedades ricas en ácidos grasos omega 3, beneficiosas para la salud cardiovascular, ya que reducen los niveles de colesterol malo o LDL, retrasando el proceso de acumulación de placa grasa en las arterias. "Además, por su composición se digieren con más facilidad que la carne", apostilla.
Según recuerda, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) recomienda consumir entre 3 y 4 raciones de pescado a la semana: el peso de cada ración crudo y neto son de 125 gramos y 150 gramos, respectivamente.
En concreto, resalta que los principales aportes del pescado son proteínas de alto valor biológico, vitaminas del grupo B (el pescado graso o azul aporta vitaminas liposolubles como la A, D y E así como ácidos grasos poliinsaturados como el Omega-3); al tiempo que indica que aporta yodo, selenio, potasio, hierro y calcio, entre otros nutrientes.
Los mejores y peores pescados
Dentro de los llamados pescados azules o grasos ricos en Omega-3 (siempre y cuando la técnica de cocinado también sea lo más saludable posible), la experta de la UNIR cita que los mejores serían los pescados azules de tamaño pequeño como el jurel, las sardinas, las anchoas y los boquerones.
Dentro del grupo de los pescados blancos por ejemplo apunta al gallo, al mero o a la dorada; mientras que en el listado de los pescados que se deberían evitar o consumir de forma ocasional, que serían los más contaminados con mercurio, cita al cazón, a la pintarroja o al emperador, entre otros, así como los criados en acuicultura intensiva en países lejanos como la panga y la perca.
Sobre el consumo de pescados y el mercurio, la especialista en Nutrición recuerda que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) alertó sobre el consumo de algunas especies como el pez espada, el tiburón, el atún rojo y el lucio por su contenido en mercurio, al tiempo que recomienda evitar su consumo en niños menores de 10 años y en mujeres embarazadas. "En la población general es posible consumir cualquier tipo de pescado procurando variar las especies entre pescados blancos y azules", agrega.
Por otro lado, María del Rocío Dawid de Vera sostiene que siempre debemos congelar el pescado eviscerado al menos 24 horas a menos de -20 grados para destruir el parásito anisakis y una buena refrigeración es clave para su óptima conservación.
"El consumo de pescado posee más beneficios para nuestra salud que riesgos y, a no ser que se siga una dieta vegetariana o se sea alérgico al pescado, es muy recomendable su consumo entre 3 y 4 veces a la semana", sentencia la experta.