Estamos comenzando el otoño y queda menos de un mes para Halloween, por lo que oficialmente se puede decir que octubre es el mes de las calabazas. Además de dar la posibilidad de tallar distintas muecas terroríficas con las que decorar la noche de los muertos, las calabazas aportan multitud de beneficios al organismo. Así lo considera Consumidor Global, que la incluye entre los ocho mejores alimentos para el otoño. Esta hortaliza digestiva, pariente del melón, la sandía, el pepino y el calabacín, aporta vitaminas y minerales esenciales sin apenas calorías.
Las hay de distintos tamaños y variedades, llegando algunas a los más de 500 kilos de peso, pero todas comparten similares propiedades beneficiosas para el organismo. Además, su morfología es similar, una cavidad llena de semillas y una pulpa dulce. Aquí es donde albergan su tesoro: la pulpa es un alimento saludable pero sus pepitas son pequeñas píldoras repletas de zinc y magnesio, que ayuda al sistema inmune, al crecimiento y desarrollo celular, a la cicatrización de heridas y al mantenimiento muscular y nervioso.
“El color de la calabaza se lo otorgan unos pigmentos, los betacarotenos, que, al consumirlos, nuestro organismo los convierte en vitamina A. La intensidad de este color indica la importante cantidad de vitamina A que se puede obtener de un alimento, que no tiene mucha publicidad a su alrededor y que está al alcance de todos”, explica a EL ESPAÑOL María Carmen Japaz, dietista y nutricionista.
Protege la vista
Esta vitamina está ligada a la prevención de enfermedades oculares como la degeneración macular y, en definitiva, al mantenimiento de la visión. Por su parte, la ingesta de carotenos se ha asociado a un menor riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares, según público el The American Journal of Clinical Nutrition. Estos pigmentos antiinflamatorios también se vinculan a efectos anticancerígenos, especialmente de pulmón.
La calabaza también es una de las mayores fuentes de luteína y zeaxantina, compuestos relacionados con un menor riesgo de degeneración macular relacionada con la edad y cataratas. Además, tanto la vitamina C como la E, muy presentes en las calabazas, funcionan como antioxidantes y pueden evitar que los radicales libres dañen las células oculares.
Rica en vitamina C
También es diurética por su gran contenido en agua (94%) y baja densidad calórica. Esto la convierte en una aliada del aparato urinario, previendo los cálculos renales y la retención de líquidos. Es rica en fibra dietética, por lo que combate el estreñimiento, favorece el tracto intestinal, regula los niveles de colesterol y tiene efecto saciante. También es rica en vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico y es fundamental para la síntesis de colágeno.
"Cada vez más se recomienda una suplementación con colágeno para problemas ostearticulares y para que nuestro organismo pueda aprovecharlo, se necesitan cantidades suficientes de vitamina C, por lo que la calabaza sería una buena manera de aportarla", ha añadido Japaz.
A pesar de su dulzor, es apta para diabéticos e incluso, los polisacáridos de su pulpa, podrían tener un efecto hipoglucémico, según un estudio llevado a cabo por investigadores se la Universidad de China Jiliang. Además, según otra investigación, la calabaza también podría mejorar el perfil de lípidos en sangre, lo que podría prevenir enfermedades como las displemias.
Mejor amiga del hombre
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Federal de Tecnología de Akure, Nigeria, se hizo eco de la utilización de semillas de calabaza en medicina tradicional para tratar problemas de erección. Durante su investigación en modelos animales, descubrieron que estas semillas podrían usarse como un ingrediente alimenticio en el manejo de disfunciones eréctiles.
Además, señalan que los componentes fenólicos y aminoácidos dominantes de este alimento, podrían ser un nutracéutico (alternativa farmacéutica) eficaz para mejorar las erecciones en los hombres.
Exceso de potasio y betacarotenos
“Al ser rica en potasio, los enfermos renales con dietas controladas en este nutriente, deben someter la calabaza a remojo y doble cocción para poder incorporarla a su alimentación”, ha señalado Japaz. También, cuando los betacarotenos se consumen en exceso, pueden acumularse: no solo por lo que aporta la calabaza, sino verduras, hortalizas y frutas verdes naranjas y amarillas.
Eñ resultado no es nada agradable, ya que pueden dar una pigmentación amarilla a la piel y a las mucosas, lo que se conoce como ‘xantosis cutis’ o carotenemia. Sin embargo, no implica riesgo para la salud y se revierte al dejar de consumir elevadas cantidades de este nutriente.