A punto de estrenar 2022, con una amplia cultura vinícola y nuevas bebidas capaces de activar la atención, solventar problemas gástricos y hacer desaparecer el sueño en tiempo récord, parece que en la actualidad hemos llegado al summum de los preparados energéticos, pero esto es algo que ya dominaban los romanos. Los registros de esta bebida han llegado hasta nuestros tiempos a través de distintos canales, incluso aparece en el Nuevo Testamento, en el Evangelio según San Juan, en el capítulo 19, un gesto que puede haber parecido cruel, pero que en el momento tuvo todo el sentido del mundo.
Cuando Jesucristo agonizaba en la cruz, miró a su alrededor, a los soldados que le acompañaban en sus últimos momentos, y les dijo que tenía sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre y en él empaparon una esponja, la ataron a una rama de hisopo y lo acercaron a su boca. Lo último que hizo antes de respirar su último aliento, fue beber de aquello. Malinterpretado parece que los soldados le dieron vinagre como parte de su crueldad, pero lo más probable, según multitud de historiadores, es que le ofrecieran posca.
Tan importante fue este gesto, que, en la actualidad, la esponja y la rama de hisopo se conservan como reliquias divididas en varias partes y veneradas la Santa Capilla de París, en la Basílica del Escorial, en San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y Santa María Trastévere, en Roma.
Obligatoria en el ejército romano
Charles Rollin, historiador francés del siglo XVIII, en su libro Historia de las artes y las ciencias, aclararía que el vinagre al que se refería san Juan era esta bebida romana, una mezcla de agua, vinagre y en ocasiones, hierbas aromáticas, ya que "rara vez se usaba el vino en el ejército". Sin embargo, relata como la posca sí era un preparado habitual y cada soldado era obligado a portar una vasija en su equipaje, "ya que en su dieta no estaba permitido la inclusión del vino o mejor dicho rara vez bebían vino. Catón el viejo, por ejemplo, solo bebía agua, pero durante el verano mezclaba el agua con vinagre", explica a EL ESPAÑOL, Borja Sacristán, historiador.
"Incluso el emperador Pescennio (Cayo Pescenio Níger), prohibió todas las bebidas que no fueran posca a su ejército, tanto a oficiales como a los soldados rasos, ya que según sus palabras servía tanto para calmar la sed, como para evitar que los soldados estuvieran todo el rato bebiendo agua", añade el experto. En tiempos de Adriano, la posca fue parte del sueldo de un legionario romano raso.
Hipócrates calificó a este preparado de vino picado (vinagre) y agua, refrigerante, por eso se lo daba a los segadores y a los trabajadores del campo y más cercano a nuestro tiempo, Ernest Renan, historiador del siglo XIX, en su obra Vida de Jesús, tildó a la bebida de embriagadora, compuesta de vino fuertemente aromatizado. Explicando que las mujeres en Jerusalén llevaban posca a los condenados e incluso, si no había más para los ajusticiados, se utilizaban los fondos del erario público para comprarla y poder ofrecérsela.
Barata y fácil de conservar
Por su parte, Juan José Iglesias, historiador, autor de Historia y cultura del vino en Andalucía, recopiló la cantidad de litros de vino que los romanos obligaban a otorgar a los esclavos y la cantidad de posca para cada soldado. Es cierto que esta bebida no estaba en la categoría de los vinos con los que se refrescaba el gaznate la élite romana, pero este vino picado o avinagrado, mezclado con agua era muy popular entre la ciudadanía de la época, además de entre las legiones romanas en campaña. Incluso Marco Gavio Apicio, incluyó en De re coquinaria, un tratado gastronómico de la antigua Roma, la posca como parte de los ingredientes de multitud de recetas.
Además, esta bebida tiene varias ventajas sobre el vino: era más barata, no podía estropearse (ya que en sí era vino picado) y era la forma más segura de beber agua, en un momento en el que beber agua de un riachuelo podía ser mortal. Aunque las propiedades antisépticas y germicidas del vino es algo que ya descubrieron con anterioridad egipcios y persas.
Otra de las propiedades de la posca es que el ácido acético del vinagre conseguía eliminar parte de los microorganismos responsables de diferentes trastornos gástricos, por lo que reducía enormemente las probabilidades de sufrir disentería al beber agua contaminada.