Aunque el ambiente navideño se adelanta un poco más cada año -y, si vives en Vigo, cada vez con más intensidad-, con el principio de diciembre empiezan las decoraciones en las casas de España, la compra de regalos y, cómo no, el aprovisionamiento de comida. Si bien siempre solemos dejarnos para el final los alimentos más importantes, como el marisco, la carne o el pescado, los dulces de Navidad ya llevan unas semanas pululando por el supermercado y también por nuestra nevera.
De todos ellos, quizás uno de los que cuenta con más aceptación es el turrón, sobre todo sus versiones menos tradicionales con chocolate. Eso sí, los turrones, tanto tradicionales como innovadores, son alimentos de consumo ocasional porque, tal y como recuerda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), son una mezcla muy calórica de almendras y azúcar. En total, 100 gramos de turrón tienen unas 550 kilocalorías: el 32% de ellas proviene del azúcar y el 37% de las grasas de los frutos secos.
Como es habitual, la OCU ha realizado un estudio en el que compara, en esta ocasión, turrones de Alicante y Jijona, duros y blandos, en busca del que tenga más calidad y mejor precio. El organismo recomienda que a la hora de comprarlo nos fijemos en su precio por kilogramos, pero también es muy importante fijarse en la fecha de caducidad: si está próxima a cumplirse se trata de un turrón de la temporada pasada.
Mejores turrones
El mejor turrón del supermercado, según la OCU, es el turrón duro calidad suprema de Dor, una marca blanca de los supermercados Lidl. Su alta puntuación se debe a que obtuvo la nota más alta en la degustación de los expertos y utiliza los endulzantes clásicos de la receta: el azúcar y la miel. En este producto, el porcentaje de frutos secos es alto, tiene un 63% de almendras.
Además, la OCU también recomienda un turrón blando, aunque tiene una puntuación menor que el turrón anterior. Se trata del Antiu Xixona Calidad Suprema etiqueta transparente. Contiene un 70% de almendras, no lleva aditivos y, además, fue el mejor valorado en la cata del resto de turrones blandos. Ahora bien, además del azúcar y la miel, este turrón contenía azúcar invertido, un endulzante no tradicional.
Esto preocupa a la OCU porque se trata de un ingrediente no tradicional en un producto que cuenta con la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Jijona. De todas formas, los aditivos que se utilizan en la industria alimentaria son seguros para el consumo y no implican un problema para la salud del consumidor. El consumo de turrón debe seguir siendo ocasional y centrado en la época de la Navidad por su alto contenido de azúcares.