El drama de los coágulos en el cerebro: estos son los alimentos imprescindibles para evitarlos
Una alimentación sostenible basada en plantas y con menor consumo de carne está relacionada con un menor riesgo de ictus.
7 enero, 2022 06:11Noticias relacionadas
El ictus o accidente cerebrovascular es una de las principales causas de mortalidad en España, siendo la segunda causa de muerte en general, pero la primera causa en mujeres. A todos estos datos hay que sumar el hecho de que se calcula que al menos el 90% de los casos de ictus podrían evitarse, según la Sociedad Española de Neurología.
Aunque existen multitud de factores de riesgo para llegar a sufrir un ictus, se sabe que la dieta y el estilo de vida son pilares esenciales en su prevención, siendo la dieta mediterránea una de las mejores formas de protección frente a las enfermedades cardio y cerebrovasculares.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Stroke, a cargo de los investigadores de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) han ido más allá: la dieta no solo debería ser saludable, sino también una dieta sostenible, con el objetivo de reducir el riesgo de sufrir un ictus.
Dieta sostenible contra los coágulos cerebrales
Como bien comentan los responsables del estudio, del Departamento de Salud Pública de Dinamarca, y a cargo de Christina Dahm como autora principal, deberíamos comer más verdura y menos carne, con un objetivo de salud y sostenibilidad medioambiental simultaneo.
Dahm hace incapié en algunas de las recomendaciones nórdicas, similares a las que ya aparecen en gran parte de las guías nutricionales de todo el mundo: a mayor ingesta de fibra, menor riesgo de sufrir un ictus cerebral, ya sea de tipo isquémico (por formación de coágulos sanguíneos) o de tipo hemorrágico (por sangrado).
En estudios anteriores, que también comentamos en EL ESPAÑOL, se llegó a sugerir que una dieta vegetariana podría aumentar el riesgo de sufrir un ictus hemorrágico o por sangrado cerebral, en comparación con aquellos que comían carne. Eran resultados llamativos, contrarios los que se han objetivado en el actual estudio.
Una dieta vegetariana, apuntan los investigadores, es muy similar a una dieta sostenible, y en este nuevo trabajo se sugiere que se podría reducir el riesgo de ambos tipos de ictus con una alimentación sostenible.
Para llegar a tal conclusión, los investigadores usaron datos del Estudio de Población Danés sobre Dieta, Cáncer y Salud, donde participaron 57.053 adultos de entre 50 y 64 años a principios de la década de 1990, respondiendo sobre diferentes cuestiones de hábitos dietéticos y estilo de vida. En los años siguientes, los investigadores han podido usar estos datos para identificar si alguno de los participantes ha desarrollado algún tipo de ictus isquémico o hemorrágico.
En total, se produjeron 1858 casos de ictus isquémico, 276 casos de hemorragia intracerebral y 115 casos de hemorragia subaracnoidea durante los 15 años siguientes a la recolección de datos del estudio.
Según los resultados, habría un menor riesgo de sufrir cualquier tipo de ictus, isquémico o hemorrágico, llevando a cabo una alimentación sostenible basada en plantas y con menor consumo de carne.
Dahm hace hincapié en el hecho de que el estudio debe analizarse dentro del contexto de la alimentación danesa actual, donde existe una mayor cantidad de alimentos sostenibles como las bebidas vegetales y alternativas a la carne de origen vegetal, y también sugiere que deberían realizarse estudios sobre cómo los daneses podrían mejorar el cumplimiento de los consejos dietéticos respetuosos con el medio ambiente.
A principios del pasado año 2021, el Ministerio de Alimentación, Agricultura y Pesca de Dinamarca, junto a la Administración de Alimentos y Veterinaria de Dinamarca lanzaron una serie de recomendaciones dietéticas para lograr una dieta sostenible. El objetivo sería reducir hasta un 70% las emisiones de gases de efecto invernadero para el próximo año 2030, a la vez que se mejoraría la salud.
Estas recomendaciones serían:
- Una alimentación basada en plantas, variadas, y sin exceso calórico.
- Consumir más frutas y verduras.
- Comer menos carne y más legumbres y pescado.
- Comer cereales integrales.
- Elegir aceites vegetales y productos lácteos bajos en grasa.
- Comer menos alimentos dulces, salados y grasos.
- Beber más agua, y menos refrescos y otras bebidas.