Los investigadores han desarrollado un nuevo tratamiento interdisciplinario que ha conseguido que personas con obesidad reduzcan sus episodios de comida en exceso y los atracones, según publican en la revista Frontiers in Endocrinology. Los consejos y tratamientos actuales que se dan a los pacientes con obesidad consisten sobre todo en comer menos y más sano y hacer más ejercicio, y en algunos de los casos más graves, los pacientes se someten a cirugía de la obesidad como última solución.
"Vemos una gran necesidad de un tratamiento interdisciplinar que tenga en cuenta los aspectos psicológicos de la obesidad mórbida mucho más de lo que ocurre ahora", explica Trine Tetlie Eik-Nes, profesora asociada del Departamento de Neuromedicina y Ciencias del Movimiento de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) y directora del proyecto. El tratamiento que hemos estado utilizando se basa en enseñar a los pacientes a ser conscientes de las razones por las que comen en exceso, seguido de ejercicios y discusiones en grupo".
La sobrealimentación se define como episodios repetidos en los que una persona come mucho más de lo normal. Los 42 adultos que participaron en el estudio eran personas que habían acudido al Consultorio de Obesidad del Hospital St. Olavs para pedir ayuda. Todos los participantes tenían obesidad de tercer grado, es decir, un índice de masa corporal (IMC) de 40 o más, u obesidad de segundo grado con problemas adicionales. La mayoría del grupo eran mujeres. Seis personas se habían sometido a cirugía de la obesidad.
Eik-Nes cree que la comprensión y el tratamiento de la obesidad y la sobrealimentación han sido demasiado estrechos de miras. "La explicación es más complicada que simplemente tener un gran apetito, la susceptibilidad genética y la pereza. Las investigaciones internacionales indican que entre el 30% y el 50% de las personas con un alto grado de sobrealimentación que buscan tratamiento para la obesidad tienen problemas psicológicos relacionados con la pérdida de control, como comer en exceso durante todo un día", afirma.
Según la investigadora, comer en exceso suele estar relacionado con factores de estrés internos y externos. Las causas pueden ser muchas y complejas: por ejemplo, traumas infantiles, pensamientos negativos sobre uno mismo, desprecio del cuerpo, relaciones problemáticas con los padres y dificultades sociales.
Recuerda que muchas personas se sienten estigmatizadas por su gran tamaño, en su familia, en la escuela, en el trabajo y en otros ámbitos de la sociedad y la comida actúa para adormecer y ayudar a sobrellevar la vida cotidiana."Si tienes seguridad, un buen apoyo, una economía decente y una vida cotidiana manejable, no necesitas regular tanto tus emociones con la comida, el alcohol u otros estímulos", afirma Eik-Nes.
Cree que los servicios sanitarios ofrecen a los pacientes con obesidad mórbida cambios en su estilo de vida, cuando lo que realmente necesitan es una evaluación y un tratamiento integrales que combinen la atención a la salud mental y la somática, es decir, la comprensión de lo que ocurre internamente, en su cuerpo.
"Este enfoque dará a las personas con trastornos alimentarios la oportunidad de salir adelante. El tratamiento psicológico no se utiliza lo suficiente para la obesidad mórbida, y los métodos son demasiado limitados para un grupo tan heterogéneo", asegura Eik-Nes.
Metodología
El método de tratamiento utilizado en el estudio fue desarrollado por Eik-Nes y Kjersti Hognes Berg. Un equipo interdisciplinar llevó a cabo las evaluaciones y el tratamiento, que hizo hincapié en la seguridad emocional y la apertura.
Los participantes se reunieron durante 30 horas a lo largo de diez semanas. Después de cada sesión didáctica, los pacientes se dividían en pequeños grupos para entrenarse en la "disección" de su propia vida cotidiana. Los 42 permanecieron en el estudio hasta el final.
"Queríamos enseñar y concienciar a los pacientes de la conexión entre el peso y la salud mental. Durante las diez semanas, el objetivo era que fueran más conscientes de los retos a los que se enfrentaban en la vida cotidiana y de las estrategias que podían ayudarles. Cada persona pudo recibir objetivos y medidas personalizadas de esta manera", explica Eik-Nes.
Durante el tratamiento, los pacientes fueron más conscientes de lo que les hace reaccionar y desencadena sus excesos alimentarios. Por ejemplo, comer en exceso o picar constantemente puede calmar la experiencia de estar fuera de la zona de confort.
Muchos participantes sentían que su imagen corporal negativa y su vergüenza suponían un obstáculo para la actividad física y la vida social. Eik-Nes cree que esto podría explicar por qué es tan difícil para este grupo poner en práctica las medidas de estilo de vida.
Los investigadores registraron una clara mejora al final de las diez semanas. "Los pacientes experimentaron una reducción de casi el 30% en el número de episodios de comer en exceso y una mejora significativa en sus problemas emocionales, como la agitación interior, la ansiedad, la depresión y la irritabilidad. Además, los pacientes declararon que se sentían mucho menos limitados en sus actividades sociales", resalta Eik-Nes.
El estudio no midió la pérdida de peso, pero la impresión fue que un buen número de los participantes había experimentado cierta pérdida de peso. Según la investigadora, un punto importante del estudio era investigar cómo puede funcionar un tratamiento que abarque tanto la salud física como la mental.
"Nuestro enfoque interdisciplinario funcionó bien. El mero hecho de que todos completaran el estudio es un resultado muy bueno", subraya. "Todavía no podemos decir nada sobre el efecto a largo plazo del tratamiento. Esperamos que este estudio pueda sentar las bases de un proyecto más amplio sobre la obesidad mórbida y los trastornos psicológicos. Entonces nos gustaría investigar los cambios a lo largo del tiempo", concluye.