Hace unas décadas el kiwi era considerado una fruta exótica en España, pero ahora es una más en los fruteros de nuestras casas. De hecho, gracias a su buena fama para mejorar el tránsito intestinal, muchas familias han incorporado el consumo de este vegetal a la hora del desayuno. Una de las muchas cosas buenas que tiene el kiwi es que puede encontrarse en el supermercado prácticamente en cualquier época del año.
El sabor del kiwi al que estamos acostumbrados es al ácido de los ejemplares con la pulpa verde. Sin embargo, la acidez de algunos es más suave que la de otros y, aunque es difícil detectarlos, existen algunos trucos. Si no nos gustan los kiwis ácidos, lo más sencillo es que nos cambiemos de variedad: aunque los verdes son los más abundantes, cada vez es más frecuente encontrar los amarillos.
Esta variedad cuenta con pocas décadas y fue desarrollada por la empresa Zespri tras cruzar algunas especies de kiwis. "El primer kiwi amarillo llegó a las fruterías europeas en el año 2000, después de 23 años de investigación y mejoras", explica esta empresa en su página web. Dos años antes había comenzado a comercializarse en Japón. Aparte del color, la principal diferencia de estos kiwis es su sabor, que es muy dulce.
El test del kiwi
Lo más habitual cuando vamos a la frutería del supermercado es elegir los ejemplares más maduros para que, en consecuencia, sean los más dulces. Sin embargo, este truco no siempre funciona en el caso de los kiwis y es que lo normal es que esos que parecen blandos bajo la piel al tacto estén, directamente, pasados. Por eso, una buena idea para dar con un buen kiwi es comprarlos firmes —que no duros como piedras— y esperar a que maduren un poco en casa. También deberíamos huir de aquellos que tengan surcos.
Además, los kiwis son un cultivo que se desarrolla mejor en los ambientes más húmedos y, por lo tanto, su calidad puede variar de un año a otro dependiendo de la climatología. Si en el lugar del que proceden ha habido un tiempo lluvioso en la última temporada, los kiwis tendrán una mejor calidad y, por tanto, habrá una menor posibilidad de toparnos con un ejemplar que nos haga sacudirnos por su sabor ácido.
De todas formas, uno de los factores que más condiciona el sabor de un kiwi es el cuidado que han recibido durante su producción. En este sentido, el momento en el que los kiwis se cogen del árbol es clave para que su sabor sea el mejor. En muchas ocasiones, la fruta se recolecta antes de llegar a su punto de maduración óptimo para que aguante hasta llegar al punto de venta fresca. Por eso, es importante fijarnos en la marca y optar por aquellos que nos hayan gustado.
Vitaminas y fibra
Aunque es posible que los kiwis más famosos sean los que vienen de Nueva Zelanda, en España también se producen. Los alimentos que se producen cerca tienen una huella de carbono menor porque no hace falta transportarlos desde lugares remotos en transportes contaminantes. Pero, además, al encontrarse más cerca del punto de venta suelen recolectarse en un momento próximo a su punto de maduración ideal.
Concretamente, el kiwi de España se cultiva en el norte de la península, donde destaca Galicia como productor. El kiwi es un alimento muy saludable, como todas las frutas, y destaca por ser una buena fuente de vitamina C. Debido a su alto contenido en esta vitamina y su sabor ácido, se suele clasificar a los kiwis como cítricos, pero no lo son: no contienen mucho ácido cítrico y, según la página de Zespri, se asemejan más a los higos y las granadas.
Muchas personas toman kiwi para combatir el estreñimiento y, aunque es cierto que contienen una buena proporción de fibra, resulta más efectivo incluir más vegetales en nuestra dieta como legumbres y hortalizas. De todas formas, consumir kiwis es recomendable y contribuye a que alcancemos los 400 gramos de frutas y verduras diarios que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para mantenernos saludables.