Alargar la esperanza de vida es una de las obsesiones de la ciencia moderna, aunque los últimos estudios abogan por cambiar el concepto de cantidad por calidad: más años de vida libres de enfermedad, en lugar de vivir más a cualquier precio. Se sabe que el estilo de vida, donde entran factores como dieta, ejercicio, descanso, sueño y exposición al sol y la naturaleza entre otros, es un factor clave para vivir más años y con buena salud. La evidencia científica se acumula recientemente en ésa dirección.
El último de estos trabajos, publicado recientemente en la revista PLOS Medicine, a cargo de Lars Fadnes y sus colegas de la Universidad de Noruega, lo corrobora de nuevo. Optimizar la dieta podría añadir a nuestra vida hasta diez años más si se hace a tiempo.
De nuevo, el tiempo es clave. Como bien indican los investigadores, estos cambios dietéticos deberían realizarse durante la juventud. De lo contrario, también sería posible alargar la vida en personas de mayor edad, aunque los efectos no serían tan intensos.
Una buena alimentación es fundamental para la salud, y así lo indican los datos disponibles. Se estima que los factores de riesgo dietéticos provocan hasta 11 millones de muertes al año, y hasta 255 millones de años de vida afectados por minusvalías cada año. Es decir, no solo la mala dieta puede precipitar la muerte por diversas causas, sino que también sería responsable de la mala calidad de vida durante años para millones de individuos.
Así pues, en este nuevo estudio los investigadores usaron datos de metanálisis ya publicados, junto a los datos del estudio Global Burden of Diseases, con el objetivo de construir un modelo que permitiese la estimación instantánea sobre la esperanza de vida de una variedad de cambios en la dieta. De hecho, este modelo puede consultarse online, ya que se ha publicado como una calculadora llamada Food4HealthyLife.
Según sus hallazgos, basándose en la vida de los Estados Unidos, este modelo estima que un cambio sostenido desde una dieta occidental típica hacia una dieta óptima a partir de los 20 años aumentaría la esperanza de vida más de 10 años para mujeres, y hasta 13 años de media para los hombres.
Estas ganancias dependerían sobre todo del aumento del consumo de legumbres, cereales integrales y frutos secos, a la vez que se debería reducir el consumo de carne roja y carne procesada.
Por su parte, si se hace el cambio de una dieta occidental hacia una dieta óptima a partir de los 60 años, aún podría alargarse la esperanza de vida hasta 8 años de media en mujeres, y casi 9 años de media en hombres.
Incluso en personas de 80 años habría efectos en estos cambios, pudiendo aumentar su esperanza de vida una media de 3.4 años en ambos sexos. Según comentan los autores, la comprensión del potencial que tienen ciertos alimentos respecto a la salud y la esperanza de vida podría permitir a la población general unas mejores elecciones alimentarias.
Así mismo, la calculadora Food4HealthyLife podría ser una herramienta útil para profesionales sanitarios, como médicos o nutricionistas, siendo estos los encargados de formular políticas respecto a la alimentación, y pudiendo explicar mejor el impacto que tiene para la salud estas elecciones alimentarias.
Finalmente, los autores comentan que hasta el momento las diversas investigaciones habían demostrado beneficios para la salud de diversos grupos alimentarios por separado, o respecto a patrones dietéticos específicos. Este trabajo, inciden, habría tenido en cuenta información de toda índole para explicar mejor el potencial de la dieta respecto a la salud y la cantidad y calidad de vida.