Los alimentos 'light' o 'bajos en calorías' son una de las grandes modas nutricionales que la prevalencia de la 'Dieta Occidental' ha traído a España. Se les atribuyen supuestos beneficios a la hora de perder peso: si es bajo en calorías, razonamos, necesariamente será bueno para perder grasa a largo plazo.
El problema es que el cerebro humano es más complejo de lo que se suele pensar, y muy probablemente este etiquetado de "light" dará lugar a un sobreconsumo alimentario. Al menos así lo sugiere un nuevo estudio publicado en la revista Appetite a cargo de los investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, dirigidos por Paige Cunningham, y posteriormente repetido por los investigadores de la Universidad de Maastricht.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron el caso de 18 mujeres y 19 hombres de entre 18 y 65 años seleccionados mediante anuncios y carteles, excluyendo a aquellos cuya sensación de saciedad o gusto pudiese verse afectada por hábitos dietéticos particulares o por problemas de salud.
Estos voluntarios consumieron una comida simple de pasta penne, tomate fresco, pesto, orégano y albahaca. En una ocasión se describió esta comida como "light", pensada para que quedasen todavía con hambre. Sin embargo, en otra ocasión se les describió esta comida como creada para "llenar".
Tras la comida, todos los participantes respondieron a diversas preguntas, como "¿Cómo de abundante parecía la comida?"; "¿Cuántas calorías aproximadas cree haber consumido?"; ¿Qué importancia tiene la salud para usted?".
En general, los comensales comieron más cuando la comida fue etiquetada como "light" y también afirmaban sentirse menos llenos, en comparación a cuando la comida era descrita como para "llenar". Sin embargo, se trataba exactamente del mismo plato en ambas ocasiones.
Según Cunningham, estos hallazgos sugerirían que las ideas preconcebidas sobre la comida tienen beneficios y desventajas. Si pensamos que la comida será abundante y nos llenará, tendemos a comer menos. Pero, si por el contrario se percibe la comida como "light" y menos abundante, la tendencia será a comer más.
Este mismo experimento se ha repetido por parte de la Universidad de Maastricht en Holanda, con idénticos resultados, aunque no es posible saber si estos hallazgos podrían generalizarse a otras zonas del planeta.
Aún así, los investigadores sugieren que conocer este efecto psicológico podría aprovecharse para promover la ingesta en las poblaciones más vulnerables, como las personas mayores, las cuales tienden a consumir menos energía de la que necesitan.
Sin embargo, también hay que tener en cuenta este efecto respecto al etiquetado alimentario. Si un alimento se etiqueta como "light" y se vende para "bajar de peso", es posible que sin querer se esté potenciando un exceso de consumo del mismo y se logre precisamente el efecto contrario al deseado.
Los peligros del márketing alimentario
Como sugiere Cunningham, sería aconsejable evitar usar las descripciones de las etiquetas de los alimentos para imaginar si un alimento será saciante o no. Se deberían tener en cuenta claramente las porciones que se consumen y la energía de las mismas, independientemente de si el etiquetado indica que se trata de un alimento "light" o no.
El etiquetado alimentario puede ayudar a los consumidores a tomar mejores decisiones alimentarias, pero no todo el mundo lee bien o llega a comprender totalmente estos etiquetados, llegando a dejarse llevar por el márketing y los anuncios de "bajo en calorías", "bajo en grasa" y el famoso "light".
Teniendo en cuenta los conocimientos nutricionales actuales, una alimentación saludable debería basarse en diferentes opciones de alimentos, a poder ser frescos o mínimamente procesados, sin importar si su etiquetado los anuncia como más o menos saciantes.
Sin embargo, cabe recordar que aún se está investigando sobre todos los factores que impulsan el hambre y la saciedad, motivo por el cual se aconseja el consumo alimentario con moderación y disfrutando de los sabores de las comidas.
Los mismos investigadores recuerdan que no es aconsejable comer dejándose llevar por las emociones, pero sí se debería disfrutar la comida. Por ello evitar los anuncios y etiquetados basados en marketing, y no en información nutricional como tal, siempre será la mejor opción.