El champiñón es un alimento tradicional que nunca debería faltar en nuestro plato. Es bajo en calorías, denso en nutrientes, rico en fibra e incluso aporta una cantidad significativa de proteínas en comparación a otras guarniciones o ingredientes que podemos escoger para confeccionar nuestros menús. También son generosos en vitamina D, un nutriente esencial del que solemos presentar carencias.
Por otra parte, los champiñones son alimentos ricos en selenio, un micronutriente con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Destacan asimismo algunos compuestos como los betaglucanos, que contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmune, como señalan algunos estudios. Por dicho motivo, se aconseja consumir champiñones al menos dos veces a la semana, una nutritiva decisión que nos ayudará además a mantenernos en un peso saludable.
Pero el potencial medicinal de los champiñones, que se intuye desde época inmemorial, reserva todavía sorpresas. Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha codescubierto que una enzima presente en el champiñón blanco común (Agaricus bisporus), denominada tirosinasa, tiene actividad antiviral contra el virus de la hepatitis C mediante un mecanismo de inhibición distinto al de los fármacos habituales.
Este hallazgo, realizado 'in vitro' y publicado en la revista Pharmaceuticals, podría contribuir al desarrollo de agentes terapéuticos prometedores. Los investigadores han demostrado que la tirosinasa del champiñón, y particularmente una isoforma, una variante de la propia enzima, son eficientes a concentraciones micromolares, es decir, una millonésima parte de la masa de las moléculas.
Estas inhiben completamente la replicación del virus de la hepatitis C en células hepáticas humanas. De hecho, la isoforma presenta una capacidad antiviral hasta diez veces superior a la del fármaco comercial 'ibavirina', actualmente empleado en combinación en muchos tratamientos.
La investigación, ya patentada, sigue adelante con el objetivo de conseguir un fármaco contra la hepatitis C, que en 2019 mató a cerca de 290.000 personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, el grupo de investigación señala que este nuevo mecanismo de inhibición viral de la tirosinasa del champiñón se postula como un agente farmacológico de amplio espectro.
"La inhibición de las proteasas del virus se produce a través de un mecanismo biocatalítico basado en una hidroxilación selectiva de tirosinas superficiales de proteínas implicadas en la replicación del virus", explica José Miguel Palomo, investigador del CSIC en el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (ICP-CSIC), que ha codirigido el estudio en colaboración con los investigadores Olga Abián y Adrián Velázquez de la Universidad de Zaragoza.
Además, los resultados obtenidos en este estudio han demostrado que las enzimas extraídas directamente del champiñón no presentan toxicidad en células hepáticas, por lo que podrían usarse como proteínas para el tratamiento de la infección provocada por la hepatitis C. Por lo tanto, esta preparación de tirosinasas podría convertirse en un agente terapéutico prometedor.
"Podríamos proporcionar un fármaco de muy bajo coste para el tratamiento del virus, que podría usarse como sustituto o en combinación con otros fármacos", asegura Palomo, quien insiste en la gran reducción de costes que supondría la fabricación de un fármaco a partir de las tirosinasas del champiñón, pues los tratamientos actuales cuestan alrededor de los 60.000 euros por paciente.
El grupo de investigación busca seguir avanzando y desarrollar ensayos in vivo de este tipo de compuestos para demostrar su potencial como fármaco. Para ello, afirman, se encuentran abiertos a la colaboración con otros grupos de investigación interesados, así como con empresas privadas.