Existen medicamentos que al tomarse tan a diario, se olvida de que al ser un fármaco, conviene tener en cuenta que probablemente no puedan mezclarse, o no deban, con algunas sustancias, con el fin de evitar efectos indeseados que pueden ir desde ocasiones problemas médicos graves, a simplemente mermar la eficacia del medicamento. Los fármacos que más solemos usar son los de venta libre: el paracetamol y los antinflamatorios no esteroideos (o AINES), destacando el ácido acetilsalicílico (AAS) y el ibuprofeno (en dosis bajas). Medicamentos que suelen encontrarse en los botiquines de cualquier domicilio o establecimiento.
El paracetamol, usado para tratar la fiebre y el dolor moderado gracias a sus propiedades analgésicas y antipiréticas, es de los más consumidos diariamente, en concreto es el segundo más consumido en España según el estudio anual lanzado por el Sistema Nacional de Salud. Si se atiende a las pautas y a las dosis marcadas por la ficha técnica, esta sustancia es completamente segura para el organismo. No obstante, hay que tener en cuenta algunas consideraciones, como las indicaciones del Centro de Información de Medicamentos de Cataluña.
Prohibido con alcohol
A parte de las interacciones que pueda tener con distintos fármacos, el efecto del paracetamol puede verse alterado también si se consume junto a determinados alimentos. Es el caso del alcohol, una mezcla de lo más peligrosa ya que ambas se metabolizan en el hígado, donde una enzima, la CYP2E1, las transforma en una molécula más fácil de eliminar del cuerpo. Esta suele estar en baja cantidad cuando solo se consume una de estas sustancias.
Uno de los subproductos de la metabolización del paracetamol es el NAPQI, que se presenta en muy baja concentración cuando se consume la cantidad recomendada de este medicamento. Esta sustancia es tóxica y es capaz de provocar muerte celular, sin embargo, al producirse tan poca, esta es eliminada sin mayor problema gracias al glutatión, un tripéptido protector de las células.
Sin embargo, si en esta ecuación se añade el alcohol, la cantidad de enzima CYP2E1 aumenta, produciendo un ascenso de la producción del metabolito tóxico. Por lo que, si llega a un nivel más alto de lo que el glutatión es capaz de eliminar, se puede producir daño hepático.
Hidratos de carbono
Cabe destacar también que los alimentos influyen en la velocidad de absorción del paracetamol. Si se desea un efecto rápido, lo mejor es administrarlo en ayunas, tardando así entre 10 y 30 minutos en ser efectivo, mientras que si se consume con alimentos en el estómago, el tiempo de espera irá desde una hora a cuatro.
Teniendo en cuenta que la duración de la digestión tiene una influencia directa sobre el fármaco, todos los alimentos que sean ricos en hidratos de carbono es mejor evitarlos. Por ejemplo los cereales como el maíz, la avena, el trigo o el arroz, tienen hidratos de absorción lenta que ralentizan aún más la digestión. Al igual que la pasta, el pan o los tubérculos como la patata, repleta de hidratos en forma de azúcares simples.
Ocurre igual con las manzanas, que aportan hidratos de carbono en forma de azúcares como la fructosa. Además, son ricas en fibra, que además de mejorar el tránsito intestinal, ralentizan la digestión, algo que es para bien del organismo pero que en el caso de asimilar el paracetamol, juega en contra.
En el caso de las mandarinas, las naranjas y los limones, es decir, los cítricos, cuyo impacto (positivo) en el metabolismo influye en la absorción del medicamento; al igual que ocurre con las pectinas de la zanahoria. En el caso de los tomates y sobre todo los plátanos, el problema se encuentra en que su composición es mayoritariamente hidratos de carbono, en concreto 23 gramos de cada 100 gramos en el caso del plátano y 3,9 gramos de cada 100 en el del tomate.