El verano se acerca y su llegada trae muchas más cosas aparte del calor. La 'operación bikini' es una constante ante la inminente llegada de la nueva estación y, por ende, también comienzan a proliferar decenas de dietas milagro que prometen adelgazar en pocas semanas y mantenerte siempre en forma a cambio de unos pocos días de sacrificio. Contra todo esto es contra lo que lucha Jean-Michel Cohen, doctor en medicina especializado en Nutrición e inventor de un método para perder peso que promete ser efectivo y, lo más importante, duradero.

Durante sus más de 30 años de carrera, este médico lo que ha intentado es hacer entender a sus pacientes que es imposible adelgazar con dietas milagro, algo que le ha llevado incluso a los tribunales, cuando en 2011 se atrevió a decir que la dieta Dukan era "una verdadera alteración alimenticia, que conlleva graves problemas de salud en algunos pacientes, como una fuerte subida del colesterol o cáncer de mama". Su inventor, el nutricionista Pierre Dukan, le demandó por difamación, pero la justicia dio la razón a Jean-Michel Cohen, lo que, sea de paso, contribuyó a afamar todavía más su método para perder peso. 

Y, en qué consiste exactamente, se preguntarán. Pues bien, en numerosas ocasiones, este médico ha recalcado que ninguna dieta que excluya alimentos es buena. En la suya tienen cabida todo tipo de productos, incluso la pizza, pero hay que seguir una serie de pautas y entender cuáles son los mecanismos, tanto físicos como psicológicos, que sigue nuestro cuerpo. Sobre todo ello versa su último libro, El método Cohen: Pierda peso para siempre (La esfera de los libros). 

En primer lugar, hay que matizar que no todo el mundo puede adelgazar haciendo dieta. Cohen recalca que hay personas que han cogido peso por factores que no tienen nada que ver con la alimentación, como puede ser la pubertad, periodos hormonales clave, tomar determinados medicamentos (cortisona, hormonas sexuales, antidepresivos...), o situaciones como dejar de fumar o trabajar de noche, ya que, en este último caso, los comportamientos alimentarios de la persona se trastocan y puede conducir a un desajuste que provoque ese aumento de peso.

Evitar la frustración

Para todos esos casos, el doctor explica que la dieta siempre podrá ayudar, pero no funcionará de la misma manera que en el resto de personas. No entender esto puede llevar a frustraciones.

Una vez contemplados los factores extra, Cohen pauta siempre un análisis de sangre preliminar (también hacerlos con frecuencia durante el proceso). Su intención es ver si la persona tiene alguna carencia, ya que, como detalla en el libro "es frecuente que algunos pacientes consuman grandes cantidades de un alimento en particular y que se les descubra alguna insuficiencia en uno de los nutrientes que componen dicho alimento". Por ejemplo, en un experimento realizado con ratas, éstas preferían instintivamente beber agua natural a una con sabor ácido, pero si alguna presentaba carencia de zinc, era posible que eligiesen la segunda, ya que contenía dicho elemento.

Examinada la parte fisiológica antes de comenzar, toca abordar la psicológica. Tras más de tres décadas en la profesión, Cohen sabe perfectamente cuál es el enemigo de las dietas: la frustración. "Seguir un régimen no es precisamente una tranquila y fluida travesía. Un estancamiento en la pérdida de peso, un incidente personal… Son muchos los factores que pueden sobrevenir durante el periodo en el que vamos a modificar nuestra alimentación. Sin embargo, hay quien continúa prescribiendo el mismo régimen desde el principio hasta el final, cuando habría que modularlo en función de cada situación", detalla en el libro.

Dietas especializadas

La clave de su método es la elaboración de dietas especializadas y en las que siempre introduce algo motivador para lograr que la persona siga hacia delante. "Basta con que sugiriera un régimen con chocolate o prescriba comidas con sushi, pizzas o cualquier otra fantasía para que la mirada clavada en mi prescripción cambie radicalmente", describe Cohen, que, como ha señalado anteriormente, es un firme defensor de que se puede comer de todo, siempre con control, en su justa medida y en el marco de una alimentación saludable.

Cuando llega el momento de comenzar la dieta, lo que propone Cohen es un método de rotación, que es el ir cambiando de pautas hasta llegar al momento de la estabilización. En este proceso, por norma general, se pasa por distintas etapas: una dieta de pérdida de peso ultrarápida, reequilibro del cuerpo, otra dieta de pérdida de peso rápida y vuelta a reequilibrar.

En los momentos de pérdida de peso rápidos, la persona encontrará la motivación para seguir adelante, mientras que en los otros adecuará poco a poco a su cuerpo y a sus pautas alimentarias a la nueva situación. Es como una carrera, hay momentos muy breves de sprint y otros en los que el cuerpo va tomando fondo.

El doctor explica en el libro algunas técnicas de adelgazamiento ultrarrápido que recomienda, aunque esto siempre es mejor que la persona lo consulte con un profesional, ya que hay limitaciones médicas para estas fases. Lo que sí es recomendable para todos los públicos son las pautas del método Cohen, que de forma general se resumen en: 

Desayuno: café, té o infusión sin azúcar. 30 g de pan de panadería, 10 g de mantequilla clásica, un lácteo natural 0 % o 150 ml de leche desnatada y una pieza de fruta.

Comida: verduras con salsa vinagreta ligera casera. Una porción de carne, pescado o huevos (cocinada sin materia grasa). 100 g de fécula cocida sin materia grasa. Legumbres cocidas sin materia grasa. Un lácteo natural 0 % y una pieza de fruta.

Cena: verduras con salsa vinagreta ligera casera. Una porción de carne, pescado o huevos (cocinada sin materia grasa). Legumbres cocidas sin materia grasa. Una porción de 20 a 40 g de queso. Una fruta. 30 g de panadería. 

Equivalencias

Lo bueno es que cada una de las propuestas se puede sustituir por una equivalencia y ahí es donde entra en juego el meter caprichitos motivacionales. Por ejemplo, en el desayuno se pueden cambiar los 10 g de mantequilla por 15 g de chocolate y un tercio de pizza de masa fina (unos 130 g) equivale a una porción de carne, pescado o huevos más 100 g de féculas.

Así, a un menú que a priori puede parecer algo aburrido, se transforma en algo variado. Por ejemplo, entre las recetas que propone el doctor para la comida y la cena encontramos un menú compuesto por medio aguacate a la paprika y zumo de limón, 125 g de lomo de salmón en papillote al eneldo, fondue de puerros al azafrán acompañados por 100 g de quinoa, un yorgur natural y una compota sin azúcares añadidos.

La última etapa que toca afrontar es la de la estabilización y, quizá, esta es la más importante y, según Cohen, en la que algunos compañeros de profesión cometen el pecado. Después de una dieta, no se puede volver a las pautas de alimentación previas a ella y eso es algo que muchos nutricionistas omiten.

Así que, más que de una estabilización, este médico de lo que habla es de una reeducación alimentaria, en la que se mantengan las bases asentadas por el método Cohen, pero a la que se vayan añadiendo alimentos y calorías poco a poco, hasta alcanzar unas pautas que aporten todos los nutrientes necesarios, que sacien y que, a la vez, sean capaces de mantener todo el esfuerzo anterior.

Algunos consejos

Como parte de esos buenos hábitos de alimentación, también es relevante tener presentes algunos consejos. Por ejemplo, hay que intentar comer sentado y con la mayor calma posible y no hay necesidad de introducir suplementos alimenticios. "No son útiles", setencia Cohen.

Asimismo, incide en que no es necesario forzarse a comer cosas que no son de nuestro gusto. "Basta con escoger entre las listas de equivalencias para acercarse lo máximo posible a los gustos propios de cada uno", explica en el libro.

Ese es un punto muy importante de cara a la frustración, como también uno de sus últimos consejos: "No seas nunca derrotista. Si dejas de hacer dieta un día, comienza al día siguiente. Sólo la perseverancia garantiza el éxito de un régimen".

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