La carne de pollo es la carne fresca que más se consumió en España en el año 2020 —último año del que se tienen datos en el presente—, según el Informe del Consumo de Alimentación en España 2020 que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Muchas familias lo echan al carrito de la compra semanal porque se trata de una carne con buen sabor, a buen precio y fácil de cocinar. Sin embargo, los ganaderos están advirtiendo de que en los próximos meses podría escasear en los supermercados.
La crisis de precios en la que actualmente nos encontramos inmersos está afectando especialmente al sector de la alimentación. No sólo se están viendo afectados los consumidores —que, en el caso del pollo, están pagando un 35% más con respecto a unos meses atrás—, sino que los productores de carne de pollo se encuentran en una dura situación. Según la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), los granjeros se están endeudando para hacer frente a la enorme subida de los costes de producción.
Por esta razón, la UPA asegura que a partir de octubre se podrá observar escasez de este tipo de carne en los puntos de venta. El organismo denuncia que a finales de año este sector podría perder hasta 75 millones de euros y, aunque el Gobierno ha aprobado una ayuda para ellos, resulta insuficiente —10 millones de euros—. Esta situación es especialmente dañina para la economía española y europea: España es el segundo productor europeo de carne de pollo y la Unión Europea, el cuarto productor a nivel mundial.
¿Qué nos perdemos?
Mientras se trabaja en la resolución de la crisis de precios y se recupera la estabilidad en el mercado ganadero, ¿qué podemos hacer los consumidores si nos encontramos un desabastecimiento de carne de pollo? Las carnes de ave tienen fama de ser una fuente de proteínas saludable y se encuentran con frecuencia en las dietas de adelgazamiento. Sin embargo, ningún alimento es imprescindible entre las personas adultas. Por esta razón, podemos encontrar otros igual o más saludables.
La carne de pollo aporta, según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), unas 167 kilocalorías por cada 100 gramos. De éstas, la gran mayoría proceden de las proteínas: el 20% de esta carne de ave está compuesto por este macronutriente. La FEN, además, especifica que las proteínas del pollo se consideran de alta calidad biológica porque contienen todos los aminoácidos esenciales que se deben incorporar a través de la dieta. El siguiente contenido más abundante es el de las grasas.
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Este alimento contiene un 9,7% de grasas, pero la FEN cuenta que se encuentran casi todas en la piel y, por eso, si se retira este contenido se reduce considerablemente. "La grasa es mayoritariamente grasa monoinsaturada constituida principalmente por ácido oléico, seguida de la grasa saturada, representada sobre todo por el ácido palmítico", recoge la FEN. En cuanto a su contenido en micronutrientes, la carne del pollo destaca por su contenido en fósforo y en vitaminas B3 y B6.
El pavo
Lo más parecido que podemos encontrar en el supermercado al pollo es el pavo y, además, se considera una carne mucho más saludable. Esto se debe a que contiene un poco más de proteínas y un contenido muy inferior de grasa: en concreto, el pavo contiene casi un 22% de proteínas y sólo un 2,2% de grasas. Por esta razón, el pavo es menos calórico, aporta unas 107 kilocalorías por cada 100 gramos que comemos. Además, esta carne contiene más micronutrientes. Entre los minerales, zinc, selenio, potasio y fósforo; y entre las vitaminas, la B3, la B6 y la B12.
El salmón
Si tenemos que sustituir una o varias piezas de pollo a la semana podemos invertirla en otro tipo de proteínas que tomamos menos y son más saludables. Una de estas es, sin duda, el pescado azul y en este grupo destaca el salmón. Se trata de un pescado graso —el 12% de su composición está formado por lípidos—, pero se considera cardiosaludable porque contiene una alta proporción de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, entre los que se encuentra el famoso omega-3. En cuanto a las proteínas, tiene un contenido similar al pollo, un 18,4%, y estas también son de alta calidad biológica.
Las lentejas
¿Quién dice que las proteínas sólo se pueden obtener de los alimentos animales? Las legumbres son un tipo de alimento muy saludable que no consumimos tanto como deberíamos. Este grupo de vegetales es el que contiene más proteínas y, en concreto, las lentejas se componen casi en un 24% de proteínas. Debemos acompañarlas de un cereal, como el arroz, para que el aporte de aminoácidos sea completo. De todas formas, tomar lentejas en lugar de carne presenta muchas ventajas: un gran aporte de fibra, nada de grasa y carbohidratos de lenta absorción.