Los bocadillos son una de las opciones culinarias con mejor reputación en España cuando queremos comer algo rápido. Estas situaciones se dan con más frecuencia de lo que nos gustaría: nos hacemos uno de estos cuando tenemos tanto trabajo que apenas podemos comer, cuando necesitamos una cena rápida o cuando nos entra hambre entre horas y nos hacemos un montadito. Por esta razón, la realidad es que los bocadillos son un elemento muy habitual en nuestra dieta y solemos rellenarlos de embutidos.
Los embutidos son un tipo de carne procesada muy popular en nuestro país, pero en los últimos años se han ganado mala fama. Una de las razones por las que son tan populares es, sin duda, su buen sabor. Ahora bien, no son para todos los días: aunque los expertos explican que es mejor evitarlos, si los comemos de vez en cuando y en el contexto de una alimentación saludable no tienen tantos riesgos asociados. Además, la producción de productos cárnicos para cubrir este consumo excesivo se ha relacionado con peores efectos para el medio ambiente.
Dentro de los bocadillos de embutidos de España, el de chorizo ocupa una posición de honor. Desde que éramos pequeños y nuestros padres nos lo traían envuelto en papel de aluminio se ha convertido en uno de nuestros favoritos. Por desgracia, este embutido español tan conocido en el extranjero no es la opción más saludable con la que podemos llenar el espacio entre dos panes. El bocata de chorizo está muy bien como una opción gastronómica puntual, pero deberíamos eliminarlo de la dieta habitual por estas cuatro razones:
Supone muchos carbohidratos
Si algo tienen en común todos los bocadillos del mundo es que se hacen con una barra de pan, o con parte de ella. Aunque parece algo evidente, se trata de un dato importante porque los días que comemos un bocadillo hacemos un consumo de pan mucho más alto que el habitual. Los carbohidratos son un tipo de nutriente que contiene mucha energía y que, como todos, si los comemos en exceso desplazamos a los demás.
El pan blanco es un alimento muy energético —contiene hasta 277 kilocalorías por cada 100 gramos que consumimos—, pero además los carbohidratos suponen casi un 60% de su composición. Esto hace muy fácil que la proporción de carbohidratos en nuestra dieta se descompense con facilidad. Según la Universidad de Harvard, un cuarto de los que tomamos al día deberían ser cereales integrales: los bocadillos contribuyen a que este grupo forme una proporción mucho más alta.
[Elimina el bocata de jamón de tu dieta: 4 alternativas que recomiendan los nutricionistas]
El chorizo es carcinogénico
Como al resto de carnes procesadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado al chorizo como un carcinogénico de grupo 1. Es decir, que existe suficiente evidencia científica como para afirmar que se relaciona con el desarrollo de algunos tipos de cáncer, como el colorrectal. Ahora bien, no debemos tenerle miedo al chorizo, sólo debemos tener en cuenta que deberíamos dejarlo para ocasiones especiales.
"En la actualidad, es difícil encontrar a científicos serios que no estén al cien por cien de acuerdo con la declaración de la OMS. Sabemos que los efectos perniciosos del consumo regular de carnes rojas y procesadas van más allá del cáncer, pues también se asocia con obesidad, diabetes, enfermedad cardiovascular y mortalidad prematura", explica el epidemiólogo Miguel Ángel Martínez-González en su libro ¿Qué comes? Ciencia y conciencia para resistir (Planeta, 2020).
Casi siempre con pan blanco
El pan favorito de los españoles es, por desgracia, todavía el blanco. Este pan está elaborado con harinas refinadas —es decir, aquellas a las que se les ha quitado la capa de salvado que contiene un alto contenido de fibra y de minerales— y, por esta razón, tiene un índice glucémico alto. Esto significa que después de comer pan blanco, nuestro azúcar en sangre se eleva mucho en poco tiempo.
"Si ya tenemos exceso de peso o resistencia a la insulina, el pan blanco es una auténtica bomba. Teniendo en cuenta que, como indican estudios recientes, casi el 70% de la población española adulta tiene sobrepeso o es obesa, con consecuencias graves por su repercusión causando enfermedades crónicas, y que esos problemas ya causan más de 130.000 muertes al año en todo el país, el pan blanco no es precisamente un alimento que haya que recomendar, sino todo lo contrario", apunta Martínez-González.
[Elimina el pan blanco de tu dieta: estas son las cuatro razones]
El chorizo es muy calórico
En la elaboración de embutidos como el chorizo, la grasa es una parte muy importante: se suele tomar esta parte del animal y juntarla con carne, sal y especias. Esta es la razón de que los embutidos sean platos tan calóricos, su proporción de grasas es muy alta y es este nutriente el que más calorías aporta. De hecho, el chorizo es el segundo embutido que más calorías contiene, siendo superado únicamente por la sobrasada.
Concretamente, el chorizo contiene 455 kilocalorías por cada 100 gramos de peso y hasta el 32% de su composición está formado por grasas animales. Además, una buena proporción de sus grasas está formada por ácidos grasos saturados, que se relacionan con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares por su capacidad de aumentar el colesterol. También el chorizo es conocido por su alta proporción de sal, que favorece la hipertensión.