Estas son las calorías que tiene una copa de vino: por qué deberías desterrarla de tu dieta
A pesar de las contínuas guías médicas, el mito de que esta bebida es saludable todavía circula. Sin embargo, sus consecuencias son nefastas.
7 agosto, 2022 02:53Llevamos toda la vida escuchando eso de la copita de vino a la comida para velar por nuestra salud, pero lo cierto es que la ciencia ha hablado con claridad y esa costumbre acelera nuestro envejecimiento. Tampoco nos ha parecido nunca una bebida excesivamente calórica, pero engorda más que la cerveza aunque el mito de la barriga cervecera se empeñe en proyectar lo contrario.
La Fundación Española de Nutrición (FEN) explica que el vino procede de la fermentación alcohólica del mosto de la uva, por la acción de levaduras que transforman los azúcares en alcohol y anhídrido carbónico. Su origen data del 7.000 a. C. y, en España, como se aprecia en la Monografía Alcohol 2021, se consumen anualmente unos 622 millones de litros de diversos vinos.
En su contenido destaca el agua, el alcohol, los azúcares no fermentables, ácidos orgánicos, sales minerales y algunas vitaminas del grupo B, además de sustancias colorantes y taninos con una potente capacidad antioxidante.
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La FEN destaca al vino como uno de los alimentos tradicionales dentro de los patrones dietéticos mediterráneos, el cual debe consumirse en todo caso de forma moderada y ocasional, siempre en población adulta y no gestante.
Aclarando el mito
Sus supuestas propiedades saludables han sido desmentidas una y otra vez por los expertos, dejando claro que sus efectos perjudiciales para la salud superan con creces esos presuntos beneficios cardiovasculares.
La realidad es que ninguna bebida alcohólica alarga la vida, sino todo lo contrario. Un estudio reciente publicado en la revista Molecular Psychiatry concluye que beber más de cinco copas grandes de vino a la semana serían suficientes para dañar el ADN y acelerar el envejecimiento.
Otra gran investigación recogida en The Lancet apunta también al consumo de bebidas alcohólicas como causa del aumento deriesgo de derrames cerebrales y de hipertensión. Además, está el hecho de su gran aporte calórico.
Las calorías del vino
Todas las bebidas alcohólicas engordan y el vino no es una excepción, aunque nos parezca más ligero. Puede que sorprenda saber que, mientras la cerveza tiene unas 43 calorías por cada 100 mililitros, los vinos suman una media de 78 calorías por la misma cantidad, casi el doble.
La principal diferencia es que suele beber menos que la cerveza, puesto que su consumo se realiza más pausadamente y sacia más.
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Entre los tipos de vino que hay en el mercado, también varían las calorías. Así, partiendo de una cantidad de 100 mililitros, los vinos rosados y los blancos oscilan entre 110 y 170 calorías, mientras que los espumosos, como el cava, están entre las 120 y las 160, llegando a los tintos que aportan de 120 a 180 calorías. Por su parte, los vinos dulces de postre, como algunos de Jerez, aportan entre 190 y 290 calorías.
Conviene apuntar, aunque no se trate estrictamente de vino, que un vaso de vermú puede llegar a contener casi 300 calorías y, sobre todo, que los aperitivos que le añadamos también pasan factura en la báscula.
El alcohol, la clave
La clave que explica el contenido calórico de un vino está en la gradación de la bebida, en su contenido de alcohol, que aporta 7 calorías por cada gramo. No todas las bebidas alcohólicas tienen los mismos grados y tampoco los tipos de vinos tienen una graduación estándar, aunque no suelen superar los 15 grados. El Fondo Mundial para la Investigación en Cáncer dispone de una calculadora que nos permite ver con exactitud cuántas calorías aporta cada bebida según el tipo y cantidad.
Si tenemos en cuenta que los gramos de alcohol superan a las proteínas o a los hidratos de carbono presentes en los vinos y suponen poco menos que las grasas, descubriremos que se trata de una bebida altamente calórica.
Otro de los factores a tener en cuenta es que este aporte calórico del alcohol no es como el del resto de alimentos, puesto que normalmente las calorías proceden de nutrientes que cumplen funciones importantes en nuestro organismo: proteínas, hidratos o grasas. Sin embargo, en el caso del alcohol, esta energía no procede de ningún nutriente y son, por lo tanto, calorías vacías.