El gato Garfield era famoso por odiar los lunes y amar la lasaña que Jon Arbuckle le cocina todos los días (y a casi todas horas). Al igual que Jon, muchos propietarios de mascotas tienden a dar de comer a sus compañeros animales sobras o platos enteros de comida para humanos.
Aunque nosotros entremos en la categoría de animales, y en el caso de los gatos y los perros compartamos también ser mamíferos, cada organismo tiene una necesidad diferente de nutrientes. Incluso algunos de los ingredientes que son beneficiosos para el ser humano, pueden convertirse en tóxicos para las mascotas.
En concreto, los perros son animales carnívoros estrictos, aunque tolerantes, es decir, su alimentación se basa en carne y grasas animales, aunque aceptan vegetales que además les pueden servir de suplemento beneficioso para el organismo. Algo similar a los gatos, cuya dieta ha de estar constituida principalmente de proteína.
El origen de estos hábitos alimenticios proviene de la alimentación en sus orígenes salvajes, tanto como la de los actuales felinos (linces o servales), como la de cánidos (lobos, chacales o dingos). Ambos, perros y gatos, en la naturaleza se comían a sus presas enteras, es decir, herbívoros que en sus entrañas contenían vegetales, por lo que el depredador desarrolló la habilidad de asimilar tanto los nutrientes de la carne como de las plantas.
Volver a su dieta
"Las mascotas aprenden con el hábito, por lo que en un primer lugar no deberíamos acostumbrarlas a comer la misma comida que sus dueños aún habiendo corroborado que los ingredientes no son malos para su salud", señala Sofía, veterinaria de la clínica veterinaria de urgencias 24 horas en el barrio de Chamberí, en Madrid.
Puede producir sobrepeso
Uno de los clientes del centro, procedente de Mallorca, trajo a su perro de nueve años con un sobrepeso alarmante. "Al preguntarle sobre la dieta de su mascota nos contó que le cocinaba platos muy elaborados como canelones e incluso lasañas, una barbaridad. Nos dijo que es que el perro no quería comer pienso, por lo que vino con una carestía de nutrientes increíble", explica la veterinaria.
Semanas después el dueño le reveló que el pobre animal había muerto de manera súbita, probablemente a consecuencia de los problemas de salud derivados de la alimentación. "Es normal que el perro no quisiera pienso, le había acostumbrado a comer comida humana, eso es lo que se tiene que evitar", advierte la experta. "De forma ocasional, a los perros se les puede dar un trocito de manzana sin semillas, judías o un trozo de calabaza, pero con moderación, no deben suponer más del 10% de su dieta", añade.
Alimentos tóxicos
En muchas recetas humanas existen ingredientes que pueden resultar muy tóxicos para las mascotas. Es el caso del chocolate, que contiene un estimulante llamado teobromina, muy tóxico para los perros y los gatos. Aunque se encuentra en una mayor concentración en los chocolates puros, ni siquiera sus variedades con leche o incluso blancas se libran de contener este alcaloide.
Algunos de los síntomas que pueden indicar una intoxicación de teobromina en el perro son la sed excesiva, los jadeos, la diarrea y los vómitos, la hiperactividad y las convulsiones. Estos pueden derivar en un coma y la muerte si el perro toma chocolate en exceso por lo que lo mejor es mantener este alimento muy alejado de tu mascota, evitando así que lo consuma por error en un descuido. Exactamente lo mismo ocurre con otro estimulante, la cafeína, por lo que nunca deberías de darle café.
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Las mascotas tampoco deberían de tomar lácteos ya que o carecen de la cantidad suficiente de lactasa para descomponer la lactosa, en el caso de los gatos, o no cuentan con esta sustancia en su organismo, en el caso de los perros. Su consumo les puede producir diarrea y trastornos intestinales, siendo la única leche aceptable la que toman de su padre durante los primeros dos meses de su vida.
La persina del aguacate también es potencialmente peligrosa para los perros, pudiéndoles provocar alergias que les dificulten la respiración, mientras que el consumo de uvas o pasas se vincula con casos de insuficiencia renal, señala la veterinaria. Otro de los compuestos que pueden ser tóxicos para los perros y para los gatos es el tiosulfato, presente en ajos, cebollas y puerros, usado en medicinas para tratar la intoxicación por cianuro, en el amigo del hombre puede provocar anemia hemolítica al destruir progresivamente las células rojas de su sangre.
La enzima avidina, muy abundante en la clara de huevo, se une a la biotina, impidiendo que el intestino absorba esta vitamina, presente también en el huevo y en otros alimentos como el plátano o el salmón, fundamental para la piel y el pelaje, que además es parte importante de las enzimas del cuerpo que descomponen sustancias como las grasas o los carbohidratos. Por lo que podría provocar problemas en la piel de tu mascota a causa del déficit de biotina.
Exceso de vitamina D
Un exceso de vitamina D en mascotas, sobre todo en perros, puede llegar a ocasionar la muerte, como señala el organismo regulatorio estadounidense FDA. Advierte que los niveles extremadamente elevados de vitamina D pueden causar problemas serios de salud en los animales. "La vitamina D es una vitamina soluble en grasas, así es que, a diferencia de las solubles en agua, cuando un perro u otro animal, ingiere demasiada vitamina D, el exceso no es eliminado rápidamente a través de la orina. En su lugar es almacenada en el tejido adiposo y en el hígado. Lo que llevaría a una insuficiencia renal e incluso la muerte", destacan.
Carne cruda
Aunque sean animales carnívoros, alimentar a tu mascota en exceso con ingredientes como el hígado, aunque esté cocinado, puede acarrear una contaminación por anabólicos esteroidales, cuyo uso es común para que los animales de consumo generen mayor masa muscular. Aunque la carne constituya el 75% de la alimentación de un perro y que hace años los piensos no existían, por lo que el can debía de cazar su propio alimento, esta puede contener parásitos, por ejemplo, si es carne de caza.
Si es carne cruda apta para el consumo humano, en principio, no acarrearía ningún problema para el animal, aunque según recomiendan muchos veterinarios, lo mejor es pasar un poco los trocitos y evitar sustos. Al contrario de lo que se cree, la dieta cruda puede implicar una deficiencia de nutrientes, explica el veterinario Paul Overgaauw, coordinador de una reciente y amplia investigación sobre la alimentación con carne cruda para mascotas realizada por la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, en la revista Consumer. Estos riesgos, que también matiza la investigación publicada en Veterinary Record, son muy importantes en el caso de las dietas crudas caseras preparadas sin supervisión de un nutricionista veterinario.
La carne cruda también puede contener patógenos que pueden ser nefastos para las mascotas como salmonela, listeria (presente en más de la mitad de las muestras) y E. coli (hallada en el 23% de los productos analizados) que pueden provocar infecciones severas. De hecho, algunos estudios analizaron muestras congeladas de 60 paquetes de carne cruda y vísceras en Reino Unido, producidos por 10 fabricantes diferentes, encontrando así en diferentes concentraciones bacterias como Clostridium perfringens o del género de Campylobacter.
También en otros análisis se han encontrado además de bacterias, parásitos zoonóticos en dietas a base de carne cruda para perros y gatos, o invasiones de bacterias que provocan brucelosis. "El 80% de la carne cruda analizada contenía algún tipo de bacterias resistente a los antibióticos", sentencia Overgaauw. Además, algunas de las enfermedades que provocan estas bacterias pueden pasar a humanos, complicando aún más el problema, por lo que está claro que natural no es igual a mejor.