Desde la más remota antigüedad, el trigo de Jorasán, también conocido como trigo oriental, Kamut o Triticum turanicum, ha acompañado a nuestra especie. Se cree que cuando el ser humano comenzó a dominar la agricultura, este grano se convirtió en un cultivo importante en zonas que hoy forman parte de Irán, Afganistán y otras partes de Asia central.
Desde allí se extendió a otras regiones como el norte de África. De hecho, Kamut deriva del término con el que se denominaba al trigo en la lengua del antiguo Egipto. Fue a mediados del siglo XX cuando esta especie llegó a Estados Unidos, aunque sin generar demasiado interés. No obstante, poco a poco fue ganando una cierta popularidad, lo que dos granjeros de Montana llamados Bob y Mack Quinn decidieron comenzar un experimento de cultivo, llegando al punto de registrar su marca con el nombre de Kamut.
Este grano es una hierba de crecimiento anual que produce granos con una apariencia similar a otros tipos de trigo, pero dos veces más grandes. Destaca por su sabor a nuez y mantecoso, y son más ricos en grasas saludables, proteínas, vitaminas y minerales que el trigo estándar. Es esta alta densidad de nutrientes la que ha dado lugar a que cada vez sea un alimento más popular.
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Hoy es posible encontrarlo en diferentes formas y recetas. Por ejemplo, se puede consumir como grano entero, en forma de cuscús, o como harina. A menudo, se encuentra añadido al pan, los cereales, la pasta y los productos horneados. Veamos, a continuación, cómo incluir este alimento en la dieta puede influir en nuestro organismo.
Tejidos fuertes
Por ser una excelente fuente de fibra integral, el trigo de Jorasán puede ayudar a mantener la fuerza de los tejidos. La fibra también es fundamental para transportar oxígeno por todo el cuerpo y puede ayudar al funcionamiento del sistema inmunitario. Una taza de este grano proporciona el 28% de la fibra diaria recomendada para las mujeres, así como el 19% de la ingesta diaria recomendada para los hombres.
Batalla al colesterol
El trigo oriental también ofrece una importante ayuda para luchar contra el colesterol. El motivo es que se trata de una excelente fuente de proteína, lo que, además de mantener el colesterol bajo, también permite mantener los niveles de energía del cuerpo altos de una manera más efectiva que consumir carbohidratos simples.
Contra los radicales libres
Este grano contiene minerales antioxidantes, como el manganeso y el selenio, que ayudan a proteger el cuerpo contra los radicales libres que pueden causar daño celular y mutaciones genéticas. Además, estos dos nutrientes, también juegan un papel clave en la producción de hormonas del cuerpo. Por un lado, el selenio ayuda a producir hormonas tiroideas; por otro, el manganeso es crucial en el procesamiento de las hormonas sexuales.
Refuerza el sistema inmunológico
Otra de sus características es que se trata de una buena fuente de zinc por lo que favorece la estimulación del sistema inmunológico y ayuda a mantener la salud de la tiroides. Al ayudar en la producción de glóbulos blancos, este grano puede mejorar el tiempo de reacción del cuerpo para buscar y neutralizar infecciones o sustancias extrañas. Según un estudio publicado por Cambridge University Press, el zinc es un cofactor en más de trescientas reacciones enzimáticas, muchas de las cuales afectan el sistema inmunológico.
Campaña de márketing
Uno de los factores que contribuyeron al éxito de esta variedad de trigo en Estados Unidos fue una creativa campaña de márketing. Cuando los hermanos Quinn lanzaron su marca y comenzaron su comercialización, se hizo correr la noticia de que se estaba utilizando para el cultivo un grano que se había hallado en una tumba egipcia.
Junto con ese factor que le confería una dimensión misteriosa y enigmática, también se potenció el mensaje de que se trataba de un tipo de cereal mucho más puro, sin ninguna intervención de modificación genética y sin pesticidas. Con estos mensajes, se logró hacer llegar su producto al gran público que lo acogió con los brazos abiertos, convirtiéndose en la marca más potente.
No obstante, con el paso del tiempo, la marca se vio envuelta por algunas polémicas. Una de ellas, pero no la única, cuando en 2017 un informe de la consultora italiana Federbio aseguró que encontró restos de glifosato en productos de la marca Kamut. Aunque no tuvo demasiada repercusión, una investigación realizada por el programa Report de la televisión italiana RAI 3 cuatro años después, volvió a poner el asunto sobre la mesa.
Esto sí desató algunas reacciones, ya que muchas de las grandes empresas de pasta producían sus productos con grano de esta marca, remarcando su carácter de producto orgánico y sin fertilizantes químicos. Como consecuencia, algunas de ellas dejaron de trabajar con esta marca de grano, mientras que otras dejaron de vender los productos elaborados con ella como si fueran orgánicos.