La fibra, ese nutriente que se ha asociado durante años al tratamiento del estreñimiento, es mucho más que un laxante natural. De hecho, hoy en día se sabe que existen diferentes tipos de fibras, algunas más apetecibles para la microbiota intestinal que otras. De hecho, el mercado de los suplementos de fibra dietética esta en auge en países como Estados Unidos, algo que puede llegar a consumir a los consumidores.
Por ello, un nuevo estudio llevado a cabo por Lawrence David y sus colegas, del Departamento de Microbiologia de la Universidad de Duke, y publicado recientemente en la revista Microbiome, ha intentado arrojar luz sobre el asunto: consumir cualquier tipo de fibra es mejor que tomar poca o nada, algo poco habitual en los desayunos que realizan los españoles, donde abundan las harinas refinadas y la bollería.
Para el trabajo, David y sus colaboradores analizaron rigurosamente el microbioma intestinal de los participantes tras recibir hasta tres tipos diferentes de suplementos de fibra en diferentes secuencias. Y, precisamente, aquellos que habían estado consumiendo menos fibra antes del estudio fueron los que mostraron mayores beneficios, independientemente del suplemento consumido.
[Estos son los únicos alimentos que bajan realmente el colesterol: la clave, su fibra especial]
La fibra dietética no solo ayuda a mejorar el hábito defecatorio, como ya hemos comentado anteriormente. La fibra fermentable, la cual no puede procesarse en el intestino pero sí sirve de "alimento" para algunas bacterias intestinales, también es una fuente esencial de nutrientes para estos microorganismos simbióticos que todo ser humano posee en su intestino.
El problema, como comenta Zack Holmes, ex estudiante de doctorado en el laboratorio de David y coautor del estudio, es que el ser humano evolucionó para depender de los nutrientes que este microbioma intestinal produce a partir de la fibra; sin embargo, la actual dieta occidental se ha alejado de los alimentos frescos y ricos en fibra, algo que ha dado lugar a una mala alimentación del microbioma.
Cantidad a consumir
Actualmente el adulto estadounidense promedio consume entre un 20%-40% de la fibra diaria recomendada, algo que a su vez se relacionaría con el auge de enfermedades cardiometabólicas, obesidad y cáncer de colon creciente actual. Por dicho motivo, el mercado de los suplementos de fibra ha empezado a aumentar, dado que la población no ha virado hacia una dieta más rica en frutas, verduras y otros alimentos ricos en fibra como sería lo ideal.
Cuando el microbioma intestinal está bien alimentado, gracias a una dieta rica en fibra, se producen más ácidos grasos de cadena corta que protegen al ser humano de enfermedades intestinales, cáncer colorrectal e incluso reducen el riesgo de sufrir obesidad. Entre los ácidos grasos más destacables está el butirato, que sirve de combustible para las propias células intestinales y ha demostrado mejorar la resistencia del intestino frente a microorganismos patógenos, además de reducir la inflamación y mejorar la salud general del microbioma.
Así pues, y dada la variedad de suplementos disponibles, el equipo de David quiso analizar si sería necesario "personalizar" la suplementación con fibra para diferentes personas, ya que se ha demostrado que diferentes fibras fermentables tendrían diferentes efectos sobre la producción de ácidos grasos de cadena corta según la persona.
En este caso los investigadores probaron tres tipos de suplementos de fibra fermentable: inulina, dextrina y galactooligosacaridos. Se analizó a 28 participantes que se separaron en grupos; todos tomaron uno de los suplementos una semana, descansaron otra semana, y tomaron el siguiente suplemento una semana después, hasta completar los tres suplementos en orden. El objetivo era que todos probasen todos los suplementos, pero con descansos semanales intermedios para volver a su estado inicial previo.
No hubo diferencias significativas. Como comenta David, los suplementos estudiados "parecían intercambiables": independientemente de cuál era el suplemento consumido, el microbioma intestinal producía más butirato, sobre todo en aquellas personas que partían de una base dietética pobre en fibra. En el caso de los participantes que más fibra consumían previamente al estudio no hubo demasiado cambio en sus microbiomas, y tampoco importó el tipo de suplemento consumido.
Por su parte, en un segundo estudio llevado a cabo por David y sus colegas, se objetivó que los microorganismos intestinales responderían a una nueva adición de fibra en un día, alterando el microbioma intestinal de forma drástica en poco tiempo. Los microorganismos se adaptarían muy rápidamente al consumo de fibra en la dieta, sobre todo si se ha estado consumiendo una menor cantidad previamente.
Como conclusión, los investigadores sugieren que no habría que insistir en usar diferentes tipos de fibra suplementaria, sino simplemente en consumir más fibra día a día. A poder ser, mediante la alimentación y sin echar mano de suplementación.