El papel de la vitamina D en nuestro cuerpo no se reduce sólo al metabolismo óseo, como todos pensamos. La vitamina D va más allá y tiene también efectos sobre la inmunidad innata y adquirida de la persona, sobre el sistema cardiovascular, sobre la expresión génica, así como sobre el desarrollo y la función celular, y sobre la inflamación y la experiencia del dolor.
Así lo afirma dietista-nutricionista experta en Inmunonutrición, María Hernández Bascuñana, quien, precisamente, acaba de publicar una guía sobre qué es la vitamina D: VitaminaDos. Disfruta de una vida más saludable gracias a la vitamina D (Alienta Editorial, 2022).
Debemos partir de la idea de que el dolor físico es subjetivo, cada uno de nosotros lo experimentamos de diferente manera, llegando a nosotros el alivio cuando este cesa y se va. Pero, ¿qué pasa si el dolor se cronifica? "El dolor es uno de los síntomas que más sufrimiento produce en cualquier enfermedad y el dolor crónico es la principal causa de discapacidad y de carga de enfermedad a nivel mundial. La buena noticia es que la vitamina D puede contribuir al alivio y a la remisión de algunos tipos de dolor, con lo que también influye en la mayor o menor necesidad de opioides y en su dependencia", celebra esta autora.
Modular el dolor
En este contexto, Hernández Bascuñana remarca que el dolor crónico se ha asociado a la deficiencia de vitamina D, y de magnesio, dos nutrientes que dice que a su vez están estrechamente interrelacionados: "Lo interesante en el tratamiento del dolor crónico con vitamina D es que se observa un beneficio clínico sin los efectos secundarios de los analgésicos actualmente disponibles. Además, los analgésicos pueden resultar inadecuados, ya que alrededor del 20% de quienes padecen dolor crónico no obtienen ningún beneficio con ellos".
Así, apunta que el dolor musculoesquelético, el dolor neuropático, el menstrual, el dolor en los procesos de cáncer, en la anemia de células falciformes, en la artrosis, del olor intestinaly visceral, el de cabeza, el lumbar y el que se sufre al realizar las actividades diarias en personas de edad avanzada son algunos ejemplos de manifestaciones de dolor que pueden mejorar o remitir con tratamiento de vitamina D, especialmente si de partida existe una hipovitaminosis.
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Es más, mantiene que en varios estudios se ha informado de un incremento progresivo del dolor, con la disminución de los niveles séricos de vitamina D y a la inversa, de forma que al aumentar los niveles séricos de vitamina D a través de la suplementación adecuada de esta, se obtiene una mejora en el alivio del dolor crónico.
"Al ser un agente mediador en procesos inflamatorios tiene mucho que ver con esa experiencia del dolor, porque que al final este se produce por una inflamación, que a veces es necesaria para que un tejido se proteja y se pueda reparar; pero, en otras ocasiones, el dolor se cronifica y aquí es donde la vitamina D ayudar a que ese dolor no sea tan intenso, y no haya cronicidad", incide esta experta en inmunonutrición.
Vitaminas y opioides
De hecho, destaca que, en aquellos pacientes con dolor que toman opioides para calmarlo o aliviarlo, se ha encontrado que cuando la vitamina D está baja aumenta el consumo de estos, si bien cuando se repone la vitamina D en niveles buenos se puede aliviar ese dolor. Eso sí, advierte de que "no es una pastilla mágica", y que al tomarse estos suplementos no se nos quita el dolor de inmediato, sino que es algo paulatino, que mejora poco a poco.
"Hay veces que no es suficiente la vitamina D, pero sí se ha observado que las personas que toman opiáceos, cuando se les da una terapéutica con vitamina D, también disminuye la toma de esos opioides, o que no sean tan dependientes de ello. Así, se está recomendando cada vez más que si un paciente necesita un tratamiento con opioides se realice también con vitamina D, y que se miren también siempre los niveles séricos de vitamina D", agrega.
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Por otro lado, esta experta en nutrición resalta que está creciendo el interés por suplementar con vitamina D a pacientes a los que se les ha intervenido quirúrgicamente porque, aunque reconoce que no hay muchos estudios, "los que hay son interesantes": "Se ha observado que se reducen los marcadores inflamatorios y que también las personas tienen una experiencia más positiva de la recuperación, fundamentalmente porque hay menos experiencia del dolor; todo ello con respecto a los pacientes que no han recibido ese tratamiento de vitamina D".