El té, con el permiso del café, es una de las bebidas más consumidas en todo el mundo. Ambos tipos de brebajes comparten el honor de haberse asociado a diversos beneficios para la salud, como es el caso de alargar la cantidad y calidad de vida y reducir el riesgo de muerte por todas las causas.
Sin embargo, entre los diversos tipos de infusiones existentes en el planeta, podría decirse que el té verde en particular es uno de los más estudiados y consumidos. Si bien se han estudiado otros tipos de té, hasta el momento los estudios habrían sugerido una asociación entre el consumo de té verde y menor mortalidad entre aquellas poblaciones donde su consumo es más común; por su parte, el consumo de té negro ha dado lugar a resultados poco consistentes.
Ahora, un nuevo trabajo publicado en Annals of Internal Medicine se habría centrado en el consumo de té negro y su posible asociación con un menor riesgo de muerte, logrando mejores evidencias al respecto.
Para dilucidar la asociación entre el consumo de té negro y riesgo de muerte, los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud realizaron un estudio de cohorte prospectivo usando datos el Biobanco de Reino Unido: se analizó el riesgo de muerte por todas las causas por un lado, y por diversas causas específicas por otro.
También se tuvieron en cuenta otros datos menos comunes, como el uso o no de aditivos comunes a la hora de tomar el té (leche o azúcar), la temperatura a la cual se consumía el té, y las variantes genéticas que pudiesen afectar a la velocidad mediante la cual algunas personas metabolizan la cafeína presente en el té.
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Actualmente el Biobanco de Reino Unido incluye datos de medio millón de hombres y mujeres de entre 40 y 69 años de edad, los cuales complementaron un cuestionario entre los años 2006 y 2010. Según los datos obtenidos, el 85% de los participantes bebía té con regularidad, y de entre todos los bebedores, el 89% indicó que tomaba té negro.
Según los datos del estudio, en relación a los no bebedores de té, aquellos que tomaban dos o más tazas de té negro al día tenían entre un 9% y un 13% menos de riesgo de mortalidad por cualquier causa. Dichas asociaciones se mantenían independientemente de si se tomaba también café, se agregaba azúcar o leche al té, la temperatura o las posibles variantes genéticas en relación al metabolismo de la cafeína de los participantes.
Cabe destacar que este no sería el primer estudio que observa beneficios en la toma de té negro. En investigaciones previas, como ya comentamos en 'EL ESPAÑOL', tanto el té verde como el té negro demostraron ser capaces de reducir la hipertensión a pesar de poseer cierto nivel de cafeína (teína, en el caso de estar presente en el té). En dicho momento no se tenía claro cómo ambos tipos de infusiones lograban dicho beneficio, pero esa investigación demostró que tanto el té verde como el té negro poseen una serie de sustancias vasodilatadoras, es decir, capaces de relajar los vasos sanguíneos y así reducir la hipertensión arterial.
Así mismo, otro trabajo quiso comparar si la toma de té verde, té negro o té Oolong colaboraría en la quema de grasa, sugiriendo que los tres tipos podrían ser eficaces en dicho objetivo, destacando más si cabe el té Oolong.
Para finalizar, debemos recortar que este nuevo trabajo no carece de limitaciones: se trata de un estudio observacional y no de un ensayo clínico, por lo tanto no es posible demostrar una causalidad entre la toma de té negro y la reducción de mortalidad, sino simplemente una asociación estadística significativa. Además, los participantes llevaron a cabo una encuesta autoinformada, por lo que no es posible concretar totalmente la cantidad total de té consumida, ni si los mismos han consumido tales cantidades de té toda la vida.
Aún así, los autores concluyen que la toma de té en general, y té negro en particular, incluso de varias tazas diarias, sería recomendable dentro de una dieta saludable general, con el objetivo de mejorar la salud y reducir el riesgo de mortalidad por cualquier causa.