Actualmente el cáncer de esófago es el séptimo tipo de cáncer más diagnosticado, y la sexta causa de mortalidad por cáncer en todo el mundo, con 604.000 casos nuevos al año, y hasta 544.000 muertes por dicho cáncer cada año. El problema suelen ser sus síntomas, los cuales se inician en etapas avanzadas de dicho cáncer.
A pesar de las mejoras en el diagnostico y tratamiento del cáncer de esófago, la tasa de supervivencia a los cinco años ronda el 10%, y la supervivencia tras la intervención quirúrgica de la zona se sitúa en el 15% - 40%.
Con el objetivo de analizar más a fondo los factores de riesgo que puedan dar lugar a este tipo de cáncer, el cual parece estar muy ligado a factores de estilo de vida modificables, como la obesidad, la mala dieta o la falta de actividad física, un nueva revisión publicada en Advances in Nutrition ha buscado qué factores podrían aumentar el riesgo de cáncer de esófago, y cuáles incluso ejercer cierto efecto protector.
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Durante los últimos años se han realizado numerosos estudios observacionales que han buscado relaciones entre la dieta y el cáncer de esófago. Sin embargo, la mayoría de estos estudios han llegado a conclusiones mediante metanálisis y revisiones sistémicas basadas en observaciones, y no en ensayos clínicos: recordemos que correlación no implica causalidad.
En esta ocasión, los investigadores han llevado a cabo una revisión general de revisiones sistémicas y metanálisis para evaluar la evidencia de la asociación entre dieta y riesgo de cáncer de esófago. Solo se eligieron revisiones sistémicas y metanálisis de estudios observacionales con la mejor calidad posible, usando la herramienta de medición de calidad AMSTAR-2; además se calculó el tamaño del efecto agrupado de efectos aleatorios y diversos parámetros estadísticos con el objetivo de que la evidencia científica fuese lo más solida posible.
De 882 publicaciones, se eligieron 107 inicialmente, pero para la revisión general se acabaron incluyendo 20 revisiones sistémicas y metanálisis que cumplían con los criterios de solidez y calidad, en las cuales se describían hasta 32 asociaciones entre factores dietéticos y riesgo de cáncer de esófago.
Según los resultados de esta revisión de revisiones, hubo una evidencia altamente sugestiva sobre la relación entre consumo de alcohol y cáncer de esófago: a mayor consumo de alcohol, mayor riesgo. Por otro lado, hubo una evidencia sugerente, pero inversa, entre consumo de calcio y cáncer de esófago: a mayor consumo de calcio, menor riesgo.
Finalmente, hubo otras 7 asociaciones débiles entre dieta y cáncer de esófago: el consumo de carne roja y carne procesada podría aumentar el riesgo, mientras que el consumo de cereales integrales, frutas, verduras de hoja verde, té verde y zinc podrían reducir el riesgo. Finalmente, las otras 23 asociaciones estudiadas no fueron significativas.
Cabe recordar que esta asociación entre cáncer de esófago y consumo de alcohol no es nueva, ya que otros estudios previos comentados en 'EL ESPAÑOL' ya hablaron de dicha asociación: el consumo de alcohol aumentaría el riesgo de hasta seis tipos de cáncer, y el cáncer de esófago sería uno de ellos.
Como conclusión de esta revisión de revisiones, los autores enfatizan la necesidad de aumentar el consumo habitual de calcio por un lado, y de granos integrales, frutas, verduras de hoja verde, té verde y zinc por el otro. Así mismo, destacan la necesidad de reducir o evitar el consumo de alcohol, y reducir tanto el consumo de carne roja como carne procesada (aunque en estos últimos casos, la relación de riesgo fue débil). Aún así, los autores hacen hincapié en que sus datos se basan en estudios observacionales, y muchas de las asociaciones se calificaron como "débiles", por lo que habría que interpretar sus resultados con precaución a pesar de la solidez de la evidencia científica alcanzada.