En España, casi un millón de hogares han tenido que reducir su ingesta de alimentos por falta de recursos en los últimos años. Una persona padece inseguridad alimentaria cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales, y para llevar una vida activa y saludable, según la FAO.
Gracias a un estudio de la Universidad de Barcelona y de la Fundación Daniel y Nina Carasso sabemos que de junio 2020 a junio 2021 el 5,2 % de los hogares españoles sufrió inseguridad alimentaria moderada o grave. Esto suponen 975.249 hogares, que representan un total de 2.438.124 personas.
En España, la inseguridad alimentaria grave se ha duplicado desde que empezó la pandemia de Covid-19, evidenciando nuestra incapacidad de garantizar el derecho a la alimentación adecuada. Nos encontramos lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: hambre cero.
La epidemia de obesidad infantil
La falta de una alimentación adecuada se relaciona con otro problema grave de salud pública: la obesidad infantil. La salud de la población infantil y juvenil pasa por estudiarla, entenderla y prevenirla. La obesidad infantil es una epidemia a nivel mundial que puede condicionar en gran medida la salud física, psicológica y social y el desarrollo de la sociedad en el presente y futuro.
Datos del estudio PASOS de la Fundación Gasol sobre obesidad infantil en España mostraron que un 14,2 % de la población infanto-juvenil padece esta problemática. Con una prevalencia creciente en las dos últimas décadas.
El Reino Unido es otro de los países europeos que presenta una alta incidencia de obesidad infantil ligada a una alimentación muy deficiente y a altos niveles de desigualdad social.
[Alerta mundial: la obesidad infantil se ha multiplicado por 10 en cuatro décadas]
Un estudio realizado en 3 000 niños del Reino Unido, publicado este verano, mostró que el 64 % de las calorías en las comidas proporcionadas en los comedores escolares provenían de alimentos ultraprocesados. Esto contribuye al consumo de altos niveles de alimentos procesados y aumenta el riesgo de obesidad infantil.
El caso de los comedores escolares
Hoy en día entendemos la alimentación dentro del concepto de los sistemas alimentarios complejos. Estos unen una perspectiva no solo de salud, sino también de sostenibilidad social y ecológica de ese sistema, desde la producción a su distribución y consumo.
Los sistemas alimentarios escolares ofrecen la oportunidad de mejorar la dieta y salud de nuestros niños y adolescentes con un enfoque especial en la sostenibilidad de la producción, la distribución y la preparación y manejo de los alimentos a consumir. Las intervenciones sobre los sistemas de alimentación escolar pueden ir desde los subsidios alimentarios e impuestos hasta el suministro de comidas saludables y sostenibles y la mejora del entorno alimentario escolar. Las escuelas pueden convertirse en catalizadores de un cambio sistémico que incluya a múltiples actores.
Los niños y jóvenes pasan la mayor parte de sus días en la escuela, lo que la convierte no solo en un lugar para aprender, sino también para comer y socializar. El proyecto europeo School Food For Change (SF4C) combina todos estos elementos para ejercer un impacto positivo a largo plazo en los comedores escolares de Europa.
Este proyecto –de cuatro años de duración y financiado por la UE– se propone redefinir lo que significa comer de manera saludable y sostenible en la escuela, al mismo tiempo que aborda la educación alimentaria en varios niveles.
SchoolFood4Change incluye múltiples actores: cocineros, proveedores de catering y compradores públicos a escala de ciudad. Su objetivo es crear un verdadero efecto dominó, con impacto hasta en dos millones de ciudadanos pertenecientes a los 12 países de la UE participantes.
En línea con la Estrategia “De la Granja a la Mesa” de la UE y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el proyecto desarrolla soluciones innovadoras y buenas prácticas para escuelas, proveedores de comidas escolares, autoridades responsables y legisladores.
Para lograr el ambicioso objetivo de alcanzar un cambio en el sistema alimentario escolar, los 43 socios involucrados en SF4C siguen un enfoque holístico de varios niveles. Esto implica el desarrollo de criterios y métodos de adquisición de alimentos innovadores y sostenibles, la promoción de dietas y cocina para la salud planetaria y la introducción de un enfoque de alimentación escolar integral.
Mejorar la alimentación
Desde las administraciones europeas, nacionales y regionales se está avanzando en el concepto de garantizar la salud y la nutrición adecuadas en la infancia. Por ejemplo, en la ciudad de Barcelona, desde el Consorcio Sanitario y la Agencia de Salud Pública se está llevando a cabo el proyecto Menjadors escolars Més Sans i Sostenibles (Comedores escolares más sanos y sostenibles). Esta iniciativa promueve una alimentación infantil más saludable y sostenible tanto en la escuela como en casa.
Propone menús escolares con menos carne roja o procesada y más proteína de origen vegetal, y promueve productos de proximidad y de temporada. La propuesta también quiere incorporar más ensalada en la guarnición y fruta fresca en el postre, e insiste en la importancia de utilizar aceite de oliva para aliñar y cocinar, así como en ofrecer productos integrales.
Para luchar contra la inseguridad alimentaria, proteger la salud de los más vulnerables y prevenir la obesidad infantil, se han incluido en toda Europa, en el Plan de Garantía Infantil, medidas para que los centros educativos ofrezcan al menos una comida diaria saludable. Se pondrá el foco, especialmente, en aquellos niños en situación de pobreza o riesgo de exclusión social.
España ha sido uno de los siete países de la UE donde se realizó un estudio en profundidad, en el que participamos desde la Universidad de Alcalá, sobre los servicios básicos de educación, salud, nutrición y vivienda en condiciones de igualdad para combatir la pobreza infantil y sus consecuencias.
Por lo tanto, la evidencia científica muestra que los comedores escolares, dentro de los sistemas alimentarios escolares, son piezas fundamentales para mejorar la dieta y la salud de la población infantil y juvenil. Siempre deben incluir una perspectiva de equidad para proteger la nutrición infantil como un derecho humano fundamental.
Ofrecer, al menos, una comida sana y sostenible a toda nuestra población infantil y juvenil debería ser un objetivo alcanzable para nuestra sociedad.